Por Sebastián Macías I Despierta, cegada por la voz húmeda que habla de sus hijos. Despierta con un olor a sangre en el sueño.   II Acaricia al hijo y un chorro de cardúmenes huye por la herida. La madre ama como lo hace el fuego: su caricia es una garra luminosa.   III Sabe …