por Guillermo Romero
El naranjo
Ríen los niños
con mil soles de azúcar
entre las manos.
Amanecer
En mi ventana
brillaron los cerezos
con alegría.
Grillos
Sutil concierto
bajo la lluvia negra
entre rosales.
Caricia
Surgió la aurora.
Sobre mi pecho ardiente,
tus manos tibias.
Playa
Un mar de rosas
se aleja entre tinieblas.
Aquí te espero.
Mirar
La luna de oro
ante tus ojos de amor
se oculta indigna.
Besos
El amor nace.
Tu boca de sandía
es mi verano.
Confesión
Rosas benditas.
Los pétalos sabían
mi amor callado.
Guillermo Romero Vázquez. Licenciado en Lengua y Literatura de Hispanoamérica (UABC). Docente de tiempo completo. Editor en El Colegio de la Frontera Norte. Actualmente produce y dirige obras de teatro para jóvenes en Tijuana, Baja California.
Arte: Sakai Hoitsu