Enfundada en su pijama de cuarentena más galante, la Marabunta asistió virtualmente a una rueda de prensa convocada por CEDECINE (Comunidad de Exhibición Cinematográfica), un grupo conformado por diversos proyectos independientes y autogestivos de exhibición y difusión de cine alternativo. El motivo de la reunión fue presentar esta campaña fondeadora en apoyo de cuatro cines independientes, establecidos en cuatro estados de la república, los cuales se ven en riesgo de desaparecer debido al cierre obligado de sus puertas ante la contingencia por COVID-19.
Los cines en cuestión —La Mina (Guanajuato, Gto.), CineToo (Guelatao, Oax.), El Cine Club (Playa del Carmen, Q. Roo) y NAYAR LabCinema (Tepic, Nayarit)— difieren en la ubicación, el tamaño y el enfoque de sus proyectos, pero comparten la determinación de formar comunidad alrededor del cine, posicionándose como espacios de formación artística con conciencia didáctica y social. La exhibición cinematográfica que proponen opta por formar público en vez de sólo quedarse con su dinero: por ejemplo, El Cine Club, por medio de su modelo de operación itinerante, ha sido responsable de organizar las primeras funciones de cine en ciertas comunidades mayas, mientras que CineToo está enfocado con gran fuerza a acercar el cine a los niños de la comunidad indígena zapoteca. Incluso los cines que se ubican en centros urbanos dejan claro su énfasis social, pues realizan eventos y proyectos adicionales a las funciones, como conversatorios donde el cine es la plataforma para visibilizar temas como el género y el medio ambiente.
Así, estas salas son una especie de oasis que se levantan en regiones donde la difusión del arte independiente es escasa, en muchas ocasiones sin apoyo gubernamental alguno. Sin embargo, como todos ustedes quienes hayan tratado de independizarse de sus padres habrán constatado, buscar la autosuficiencia tiene sus problemas. En el caso de la exhibición cinematográfica, uno de ellos es la falta de financiamiento estable en caso de emergencia, y sobra decir que la crisis viral representa un reto inusitado para toda la comunidad del cine, especialmente para la que no se ve representada en el binomio Cinemex-Cinépolis ni está localizada en la Ciudad de México.
Por si fuera poco, el ambiente queda todavía más enrarecido por la completa incertidumbre de la comunidad artística acerca del futuro de los pocos apoyos estatales que sí existían (como FIDECINE) antes de que el gobierno decidiera integrar los fideicomisos a la Secretaría de Cultura. Resulta curioso que iniciativas como éstas —fervientemente inscritas dentro del ámbito de la educación y del fomento de actividades culturales constructivas en lugares rurales o del interior de la república— no sean apoyados en esta crisis por los aparatos gubernamentales, siendo que el gobierno supuestamente se ha concentrado en el desarrollo de los menos favorecidos, ¿pero qué puedo decir? Nos falta mucho por aprender como país sobre el rol formativo de las artes; sobre la importancia del acceso universal a todo tipo de expresión creativa como un factor generativo de personas con pensamiento crítico y criterio amplio.
Por lo tanto, será nuestra responsabilidad ayudar a que nuestros proyectos culturales comunitarios sobrevivan. Y bueno, si de paso nos dan a cambio funciones de cine y palomitas, pues qué mejor, ¿no?
La campaña fondeadora para apoyar a estos proyectos durará 45 días (¡quedan 44!), y busca reunir 264,000 pesos para dividir en cuatro partes iguales y cubrir —sobre todo— los sueldos de los trabajadores, tomando en cuenta que el paro de actividades podría extenderse hasta 3 meses. Ya saben cómo funciona esto: pueden donar desde $100 hasta $5000, recibiendo recompensas ascendentes dependiendo de cuánto puedan dar. Los invitamos de todo corazón de hormiga a que conozcan un poco más de los proyectos, pues además de la campaña algunos de ellos estarán realizando venta de abonos, charlas y funciones virtuales para sostenerse durante este trance.
DONEN AQUÍ (si no vieron el link que estaba arriba)