Por Gilberto Nava Rosales
Situación inicial: el padre de una adolescente hace una cordial invitación a “todos” para asistir al festejo de los quince años de su hija. Hasta ahí todo normal, de acuerdo con lo que ocurre regularmente en México; sin embargo, aquí hubo un factor que provocó el caos absoluto: la invitación se hizo mediante un video en YouTube. Quizá, como en muchos otros casos donde la gente sube algo a la red para mostrarlo fácilmente a sus amigos, esto habría pasado inadvertido, pero no fue el caso; la invitación a los XV de Rubí se viralizó. El asunto se descontroló tanto que el papá de la festejada tuvo que lanzar un “comunicado” en el que aclaraba que la fiesta sólo era para los conocidos, aunque un par de días después se desdijo y aceptó que la invitación estaba hecha (literalmente) para todos.
La celebración de los XV años es un evento de alta carga significativa; en ella, se acepta públicamente que la festejada ha llegado a una edad suficiente para considerarla una mujer. La gente concurre para ver el debut en sociedad de la señorita y celebrar su llegada a la madurez[1]; de ahí la importancia de este tipo de eventos, pues (aunque no se acepta explícitamente) en la memoria colectiva queda la reminiscencia de la vieja usanza de esta clase de fiestas: buscar un digno marido a la festejada y evaluar el tipo de muchachos (y sus respectivas familias) que la pretenderán. Por ello, los padres de la cumpleañera deben “echar la casa por la ventana”.
La madre de Rubí, en una entrevista en TV Azteca con “la Bigorra”, aclaró que se pretendía convidar a los pobladores de las localidades vecinas al festejo, porque “así siempre se hace” y la mejor forma de hacerlo consistía en transmitirla por un medio local, pero también le llegó la propuesta de subir un video por internet; accedieron porque les pareció una forma fácil de hacerlo; sin embargo, como en muchas ocasiones sucede, se obvió que lo que llega a la web de manera abierta deja de pertenecerle enteramente al emisor y se convierte en propiedad pública, potencialmente se vuelve un meme y/o un tren del mame.
El evento de “los XV años de Rubí” es una de las cosas que ocurren cuando viejas tradiciones, pertenecientes a un mundo cerrado por fronteras físicas y económicas (donde la palabra “todos” se refiere, si acaso, a un par de centenares de personas), se encuentran con el mundo abierto del siglo XXI (donde la misma palabra engloba a todo el género humano).
La ambigüedad de la palabra “todos” no aclara enteramente lo ocurrido; hay un par de elementos extra. Como lo explica Lanzagorta en su artículo para Sopitas[2], la risa jugó un papel importante. Ambos tipos de risa: la que proviene de la empatía al reconocernos en ese papá que quiso hacer algo muy bueno al realizar una celebración para su hija y “metió la pata” al subir el video a internet y aquella que proviene de la crueldad de sabernos distintos, por lo tanto superiores, a esa familia de rancheros que no saben usar el internet y la “cagaron” porque en su pueblo de seguro ni saben lo que es el “feis”. Lanzagorta, a modo de autojustificación, indica que ambas risas nacieron en el momento y es imposible condenar a alguien por ello. Sin embargo difiero: todo el tren del mame por la fiesta surge de la diferencia, la risa sarcástica y ponzoñosa como un precipicio que aleja el “yo” del “ellos”.
En El Economista[3], el sociólogo Paulo Gutiérrez afirma que la burla se desprende de las diferencias entre el campo y la ciudad, pues la mayor cantidad de usuarios de redes sociales en México se localiza en zonas urbanizadas; sin embargo, justo allí radica el clasismo de la mofa. Los “salvajes” iletrados en el uso de la red de redes suben “accidentalmente” una invitación y, a manera de castigo social, todo un país les toma la palabra y se disponen a asistir.
Si bien hay verdad en afirmar que la burla ocurre porque el individuo ve su propio reflejo, también es cierto que la gracia está en que no le pasa a uno, sino al otro (porque si la desventura la padeciera uno mismo, hay un traslado de comedia a tragedia); en esa risa va implícito el mensaje “qué bueno que no me pasó a mí”. En realidad, por esta razón se vuelven famosas muchas estupideces (“La caída de Édgar”, “Esto se va a descontrolar”, “Mc Dinero”, etcétera), la reacción del espectador es: “juas juas juas, qué pendejo”.
Otro elemento que permitió el descarrilamiento de ese tren es la forma en que el ámbito público se mezcla con el privado, como se menciona en la nota de El Economista. Una de las mayores controversias entre los usuarios de internet consiste en cuán privada es su vida o sus acciones cuando navegan. En las redes sociales queda registrado absolutamente todo lo que el usuario desee cargar, muchas páginas usan cookies para “personalizar” la navegación, etc. Internet es la piedra sobre la que se graban las palabras y acciones de sus usuarios y todo queda en un dominio virtualmente público (no importa cuántos filtros de seguridad se tengan en Facebook ni cuantas veces se publique el mensaje que dice “toda mi información es privada”, esos datos ya no te pertenecen por completo). Los XV años de Rubí, como cualquier fiesta, consistía en un evento privado al cual sólo podían asistir quienes tuvieran invitación (con boleto en mano, pues). Este asunto, propio de la vida íntima de las familias mexicanas, pudo haber concluido con la primera declaración de Crescencio Ibarra (“es sólo para conocidos”), pero algo ocurrió cuando las marcas y algunos protagonistas de la farándula se subieron al tren del mame y hubo entrevistas en televisión y, de súbito, los Ibarra ya eran famosos; una familia que fue empujada a la fama a través de la burla y que ahora daba el revés a costa de un pedazo de su vida privada.
Todo es equilibrio. En un principio los internautas hicimos trizas la imagen pública de una jovencita y de sus padres; ahora, ellos ejemplifican el consejo que Tyrion dio a Snow en la primer temporada de Game of Thrones: “lo usan para insultarte; si tu lo usas como armadura, no podrán hacerte daño”. Los padres confirmaron la invitación para absolutamente todos y callaron a muchos; también generaron el disgusto de aquellos quienes reían al principio cuando figuras políticas decidieron subirse a la tendencia y mencionaron frases como “desplegar dispositivo de seguridad”, invitaciones a Valle de Bravo (por parte de Eruviel), así como la asistencia confirmada de algunos senadores y diputados federales de San Luis Potosí[4]. Varias marcas también aprovecharon la oportunidad publicitaria al ofrecer descuentos en vuelos hacia San Luis (Interjet), declarar públicamente que patrocinaban el maquillaje de Rubí (Maybelline), el refresco de la fiesta (Caballito) o los globos para el after (Prudence); incluso las televisoras se pelean por la “exclusiva” del mame del mes evento del año (a tal grado que invitaron a #LadyWuuu para que sea padrino de la festejada).
En principio, lo evidente. La escasa creatividad de las televisoras más importantes del país, Televisa y TV Azteca, que deben fusilarse los acontecimientos de otros lados, televisión extranjera o redes sociales, porque sus creativos están en sequía desde hace más de veinte años (nada nuevo bajo el sol); una patada de ahogado para sobrevivir la transición de la televisión adoctrinada y adoctrinadora perteneciente al “mejor soldado del PRI”, donde el público deja de gustar de la “televisión para jodidos” y se acerca a propuestas alternativas (como Netflix o sitios de streaming).
Ahora, lo curioso. Tras el escarnio social, la familia Ibarra García ahora puede (y debería) aprovechar los beneficios (es justo y necesario); pues, al menos de manera pública, no lo solicitaron y “a caballo regalado…”. Asimismo, resulta preciso que el pueblo de La Joya haga lo propio con el reflector encima. Según varios reportajes, el pueblo se encuentra en condiciones precarias, aunque alejado del narcotráfico (según los propios pobladores); incluso la red celular de telefonía falla. La fiesta puede ser el motivo perfecto para obtener una mejora en los servicios públicos, para urbanizarse un poco más. Si bien la cuestión de si el gobierno de San Luis debe o no ayudar a la familia Ibarra con los preparativos para la fiesta ha generado un debate, debido a que esto podría realizarse con dinero del erario público y se incurriría en un mal uso de recursos, la realidad es que la familia ha generado que su localidad saliera de un relativo olvido; bien encaminada la situación, la celebración de esos XV años puede redituar a todo el pueblo (lo cual no absuelve la ilegalidad del asunto).
Cuando el gobierno abordó el tren descarrilado, ocurrieron dos cosas: la primera, el enojo público porque parecía el colmo que los gobernantes prefirieran una tragicomedia clásica mexicana que atender las verdaderas preocupaciones del país[5]; es el colmo que Eruviel Ávila felicite de forma oficial a una jovencita de quince años cuando su estado se encuentra en el segundo lugar en feminicidio; resulta absurdo que los gobernantes de un país, donde los derechos humanos no se respetan, se movilicen para asegurarse que una fiesta de pueblo salga “a la perfección” y todos los asistentes estén a salvo. Lo que no se contempla: la celebración de los XV años es una tradición altamente machista, resulta normal que en un país con una población que sigue aún en esa línea ideológica (que es capaz de gestar movilizaciones como la “Marcha por la Familia [heteroparental católica apostólica romana]” y que pugna porque a sus hijos no se les enseñe “ideología de género” (sic.)) vea en esa fiesta el rescate de una de sus más antiguas tradiciones. Similar a lo ocurrido con la elección de Trump, se ve en un evento (o una persona) el último agarre para sujetarse a los viejos valores, cuando todo el mundo está girando hacia una dirección que no les gusta (porque en el fondo no quieren que nada cambie).
Alguna vez vi en Facebook un GIF sobre cómo las redes sociales funcionan a manera de cámaras de resonancia. Tenemos como contactos y seguimos páginas y personas que tienen las mismas opiniones que nosotros, por lo que llegamos a pensar que nuestra ideología puede ser la dominante en el mundo (pues todo el tiempo nos retroalimentamos con la confirmación de nuestra cosmovisión), sin embargo no ocurre así. El mundo es más extenso que nuestra lista de amigos y seguidores; desgraciadamente, la opinión de la mayoría (el mundo nos lo ha mostrado) difiere con la visión de la igualdad para todos, de la visión crítica y la opinión informada: un bot inteligente que debió pararse debido a que replicaba mensajes que apoyaban a la ideología nazi, el Brexit, la elección de Trump, el voto en contra de la paz con las FARC[6], los XV de Rubí; todos son indicios de que al mundo le gusta hasta los cojones girar hacia el mismo lado y no piensa indagar nuevos rumbos en un buen rato (aunque eso lo condene a su propia extinción. No es gratuito que se haya pronosticado que para el 2020 el 40% de las especies se habrán extinto, casi nadie tiene presente lo que implica que las abejas se encuentren en peligro de extinción. Las energías alternativas y el uso de recursos renovables parecen ideas demasiado futuristas para las que el mundo declara que no está listo (porque quienes las aplican generalmente tienen un aire de superioridad que molesta al resto; demasiado smug en el aire por conducir coches híbridos, ¿o no, Randy Marsh?). Aparentemente, la especie humana no está dispuesta a cambiar un ápice de sus usos y costumbres ni en defensa propia. La estabilidad psicológica es preferible a la perpetuidad de la vida. Continuación de una ideología que surgió durante la época moderna y la segunda revolución industrial: haremos el progreso a costa de lo que sea, que los muchachos del futuro se preocupen por curar todos los perjuicios ocasionados al planeta (por extensión, a la humanidad misma).
Lo segundo que ocurrió con la fiesta de la familia Ibarra es la confirmación de algo que se duda, pero que la Primavera Árabe refutó años atrás: el impacto de las redes sociales en la vida política. Una simple fiesta logró movilizar al gobierno federal y a la industria privada. El asunto no es que no se puedan hacer cambios en la vida nacional vía internet, sino que no se sabe cómo diablos lograrlo, habría que revisar a fondo el fenómeno de los XV de Rubí y hallar los puntos clave[7]. Mas no hay que dejar de lado una leve posibilidad, que leí en la cuenta de Ophelia Pastrana: “¿Y si todo es una estrategia prillenial para distraernos de algo importante?” (y añado) ¿ O para dar protagonismo a figuras públicas que quieren la silla presidencial el siguiente año? El evidente nerviosismo de los padres durante las transmisiones parece indicar que todo este borlote es auténtico.
Por último, se debe rescatar el factor humano. La festejada, Rubí, ha quedado a la sombra de su propia fiesta. Aunque la han invitado a participar en La Rosa de Guadalupe, la han entrevistado y felicitado por todos lados, su rostro queda borroso detrás de un hashtag; ella ya no será el centro de atención del evento, sino que el evento mismo es el protagonista. Me parece la peor forma imaginable de celebrar un cumpleaños, ni en los realities de MTV pasan estas cosas.
Notas
[1] En el texto, para efectos de la descripción de lo ocurrido en el tren del mame de los XV de Rubí no se considera la crítica feminista hacia este tipo de eventos que, en efecto, perpetúan la reificación de la mujer relegándola a la categoría de objeto sexual.
[2] “Tratemos de explicar el fenómeno de los XV años de rubí y #LadyWuuu” en Sopitas, 8 de diciembre de 2016, disponible en http://www.sopitas.com/699450-tratemos-explicar-fenomeno-los-xv-anos-rubi-ladywuuu/ (consultado el 11 de diciembre de 2016).
[3] Daniela Bermúdez y Mariana Ampudia, “¿Por qué se viralizaron los XV años de Rubí?” en El Economista, 8 de diciembre de 2016 (disponible en http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2016/12/08/que-se-viralizaron-xv-anos-rubi (consultado el 11 de diciembre de 2016).
[4] “Analizan senadores y diputados ir a los XV de Rubí” en El Universal, 8 de diciembre de 2016, disponible en http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/politica/2016/12/8/analizan-senadores-y-diputados-ir-los-xv-de-rubi (consultado el 11 de diciembre de 2016).
[5] Sobra marcar la hipocresía del asunto pues, ¿quién chingados empezó el mame?
[6] Aunque incluyo este acontecimiento, debe considerarse desde más enfoques debido a todo el contexto de Colombia y los términos que pedían las FARC para firmar los acuerdos de paz.
[7] Cabe mencionar que falta tiempo para ver si todo este impacto potencial se concreta, hasta ahora parece que sí.
Ilustrado por Velvet Kaoru. Conoce más de su trabajo en su perfil de Instagram.