por Alex Quiroz
I
Su mente le jugaba el truco cotidiano. La siempre concurrida persecución del ideal mientras bajaba. El camino era estrecho, las hojas bordeando pasos desordenados, arrítmicos. Todos discutían cuando abrió la puerta y se sentó a la mesa. Hablaban del hombre, de esa historia del hombre.
Fueron más de 17 años los que tardó en atravesar una calle. No era una avenida amplia, a lo mucho cuatro carriles. Cuando empezó a cruzar la calle era de dos, pero en el año cinco de su proeza el Estado, por consecuencia de la sobrepoblación vehicular, decidió ampliarla; cuatro carriles relucientes separados por líneas blancas. Varios, los que lo vimos, recordábamos su frustración que le duró unos años, unos pasos.
Parecía casi no moverse. El tráfico habitual se acostumbró a esquivarlo, a darle las buenas tardes, días o noches. Nunca le falto alimento, tampoco los turistas y sus fotos de recuerdo. Los fotógrafos curiosos que lo documentaban expusieron. La galería contenía la historia que titularían “El Deterioro del Hombre”. Se ordenaba en la instalación su piel de pálida a tostada, su rostro de liso a rugoso, su ropa de limpia a mugrienta, su cabello de corto a largo.
En un comienzo, el caso atrajo a sus conocidos. Todos aseguraban que tenía pasos firmes y siempre tuvo un físico de atleta, no podrían adivinar porque tardaba tanto. Tampoco se pudo explicar que nadie lo aventara o que alguien no se interpusiera en su paso. Pasado el tiempo, el hombre se había convertido en una atracción turística por la cual se cerraba la calle los fines de semana convirtiéndola en un gran andador.
Al parecer dormía erguido. —A todo se acostumbra el cuerpo— dijo alguno de los comensales. Francisco Pastor había llegado tarde. Untaba de mantequilla un pan tostado frío y escuchaba la discusión que no tenía música de fondo. En el fondo se preguntaba si alguien volvería a recorrer ese mismo camino para cruzar esa misma calle; y que quizás alguna ley física relacionada con el magnetismo terrestre o el espacio-tiempo, le haría tardar a cualquiera también 17 años.
Lo curioso es que al terminar de cruzar siguió con paso constante. Es como si hubiera estado atrapado en esa línea. —Era la mente quizás— dijo Pastor. ¿Su mente? Es una explicación no más, no hay mucho de ordinario en esto. ¿Escucharon lo del mensaje en la entrevista?
Antes de contestar la primera de las preguntas, recitó una frase en lo que algún lingüista comparó con el ruido estático de una bocina. Al principio dijeron que tras el sonido se escuchaba algo en sánscrito con ciertas acepciones del hebreo. El sonido atrajo la curiosidad de la sociedad en general. El video de la entrevista fue reproducido en varias velocidades y al revés, poniendo empeño en descifrar el mensaje. Luego, se asilaron algunos sonidos dejando solo ciertos decibeles y frecuencias audibles. Conforme las variaciones, el mensaje cambiaba de idioma y significado, pareciendo tener sentido. El contenido retomaba toda lengua y dialecto conocido en el planeta. El ruido le basto a Dr. Lara para, una vez encontrado el patrón semejante a un fractal, convertir esos segundos en los principios de un libro.
En el sonido de menos de 5 segundos que pronunció al principio para proseguir sus repuestas en español, quedo escondido su mensaje. Y hoy se trabaja en él, en todas las iteraciones posibles para entender lo que sucedió. Se presumen ya 600 hojas tamaño carta con espaciado de 1.15 en Garamond, con lucidez ensordecedora. Aislando las frecuencias y jugando con la amplitud conforme al patrón encontrado, se escucha el mensaje fluido que cambia de idioma o dialecto, de frase a frase o a veces de palabra a palabra. A este ritmo el mensaje seguirá descifrándose años después de su muerte.
Bueno, lo que le sucedió a él tiene alguna justificación, pero pensar que hay una ciudad que lo respetó y creció viéndolo ahí como hombre monumento, es lo que realmente debería causarnos admiración aquí —dijo Francisco. Agregando que no importa que hongos o que fenómeno físico fue el que causo la anomalía. Hay que centrarse en la lupa social, ver esto como un fenómeno que sociedad y estado respetaron. Una obra escrita o su mensaje no va a cambiar el mundo, los pocos lectores lo leerán, lo contarán a los demás en la sobremesa y el mundo continuará con su rutina absurda. El libro atraerá a una secta de devotos en busca de algo en que creer, así como ha sucedido siempre, su mensaje fractálico es ideal para los hombres que tienen el mismo comportamiento iterativo cada vez que reciben mensajes divinos. Enfoquémonos en lo importante: en cómo ese hombre ahí parado provocó tal fenómeno durante su trayecto lento. En cómo el solo estar parado puede originar tantos cambios.
Pastor guardó silencio, iba a continuar con su argumentación, disfrutando cómo los demás escuchaban cuando fue interrumpido por un pensamiento interior. La diferencia entre el mensaje de este personaje y el personaje con personalidad revolucionaria que Pastor estaba construyendo por sus ideales íntimos, no era mucha. Francisco entendió que debía callar.
Alguien aprovechó el silencio —dijo que para él se sintieron como un par de minutos y al terminar describió una arritmia. Su corazón no pudo adaptarse, —problemas espacio-tiempo— dijo el médico como riéndose. Sabía que moriría después de cruzar esa calle. ¿Por eso habrá tardado tanto? Sí, murió, pero de cierta forma está con nosotros y su mensaje también.
II
Las primeras 1,000 hojas extraídas del sonido estático se imprimieron en más de 30 idiomas. Los traductores y lingüistas trabajaban en conjunto para obtener el mensaje más nítido. La obra no tenía nombre fijo, pero se imprimió bajo el nombre “PARTE I” en unos países, en otros como “SECCIÓN I” y en solo algunos como “PRIMER FRAGMENTO”. Ya desde el título y en el mismo idioma empezaban las diferencias. Algunos decidieron dividirla por capítulos. Fernando Lara no. Él pensaba que agrupar para dar entendimiento sesgaría de una u otra forma el contenido real, prefería sin duda apegarse lo más posible al mensaje oral. No se diga las puntuaciones, íntimamente Lara pensaba que debido al comportamiento caótico del mensaje, cada pequeña frase debería escribirse sin forzar la conexión con la siguiente, para que el lector final teniendo el mensaje más puro pudiera hacer sus conjeturas propias para entender.
Si bien había diferencias en las traducciones del mismo idioma, estás se hacían mayores de idioma a idioma. Los involucrados las notaron, hubo alguno que propuso crear un nuevo lenguaje numérico para que el mensaje no tuviera sesgos. Y ahí es donde entramos al problema más grave del sonido estático de aquella frase: los idiomas desconocidos.
Entre las variaciones de decibeles, frecuencias, amplitudes y las formas en que podía colocarse el mensaje, se escuchaban frases no inteligibles. Los que editaron el Primer Fragmento las ignoraron pensando que eran ruidos de la propia grabación. Se descubrió que estos aparentes sonidos sin significado, sí lo tenían, simplemente eran lenguas desconocidas. Los Fragmentos de 1,000 hojas fueron cuestionados por muchos. ¿Esos huecos acaso cambiarían el mensaje? ¿Perdería o ganaría lucidez el mensaje rellenando esos espacios vacíos?
Hubo quien tomó los fragmentos en su idioma sin hacer caso a las demás lenguas. Lo curioso es que no importando mucho la forma en que se escogiera discriminar el mensaje, siempre y cuando tuviera un patrón, éste resultaba absurdamente lucido, aunque los temas y la forma de los mensajes siempre mutaba.
No solo el contenido era infinito, sino que sus iteraciones también. Fernando Lara hizo la analogía en el prólogo que se permitió hacer para el Segundo Fragmento con una singularidad, transcribo textual:
Me permití hablar con un viejo amigo Doctor en Física Teórica sobre el tema de este mensaje. Pavel, siempre aislado de la vanguardia noticiosa, no había escuchado aún nada del tema, pero hizo el siguiente comentario que transcribo textual:
Eso que mencionas suena parecido a cierto modelo cosmológico, en donde se propone que una singularidad de masa ultra densa explotó y fue el origen de la realidad que conocemos, ese mensaje de estática pareciera ser algo parecido, pero para el lenguaje hablado y escrito.
A partir del prólogo de Fernando se acuño el termino de Singularidad Semántica, para que la comunidad científica y público en general se refiriera a la Frase de Sonido Estático. La Singularidad Semántica empezó a levantar el interés científico cuando Lara y Pavel encontraron journals enteros donde se leían los descubrimientos del pasado. Para descubrirlos, Lara y Pavel encontraron un idioma antes no conocido que tuvieron que descifrar; les llevo poco más de un año, pero ambos sabían que si en la Singularidad Semántica estaba el pasado, también estaría el futuro, y años de investigación podrían ser obviados.
IIII
De los 47 journals que extrajeron Pavel y Lara, el número 5to fue el que más llamó la atención. Incluía un artículo fechado a principios del 2100 y era una colaboración entre Floris y Lorenz , la investigación había sido financiada por la universidad de Rotterdam. Tres cosas eran extrañas de esa colaboración. Una, era que los autores habían muerto en el siglo pasado. La otra, era que ninguno de los autores trabajó para instituciones holandesas, en vida los afamados científicos jamás pisaron la facultad de negocios en Rotterdam. La última era que la colaboración estuviera financiada por el área de negocios, siendo que rayaba en las magnitudes de la física, y la lingüística.
El nombre del journal era 0.466, se enfocaba en publicar colaboraciones entre diferentes campos de investigación científica, era lo que se podría intuir. Después de releer el artículo, Pavel, como estudioso de física teórica —sin bases en lingüística—, pudo extraer varios conceptos que le parecían familiares. El artículo estaba basado en el mensaje, en la Singularidad Semántica.
Era un análisis extenso con varias ecuaciones de segundo orden, en donde sugerían que los atractores del mensaje y de cada palabra contenida tendían al silencio. No era el silencio común que conoce cualquier oyente. Era un silencio densificado, con la capacidad de atraer cualquier sonido cercano y neutralizarlo. Concluyen entre otras cosas, que hay en el centro de cada mensaje o palabra antimateria lingüística, una amplitud y frecuencia en sentido contrario de cada sonido que los elimina. El paper abría una nueva posibilidad real de estudio del mensaje, sus silencios.
Tomando café malo, el Doctor discutió con Lara sobre la imposibilidad de existencia del artículo. Por los temas abordados no podrían ser otros los autores. El estilo y redacción se asemejaba mucho a una fusión entre los artículos de uno con los artículos de otro. Plantearon, en ese momento dos posibilidades, alguien usurpó los nombres para escribir el paper y tuvieron todos los cómplices inimaginables para llevarlo hacía una publicación científica. La otra posibilidad era aún más insólita. La Singularidad Semántica estaba creando nuevo conocimiento, fusionando y comprendiendo el contenido. Esto sin quererlo proponía algún tipo de inteligencia sistémica y racional dentro del mensaje.
Ninguna de sus teorías era la adecuada, después de unos días, encontraron en otro escrito una idea que les pareció la más acertada: Todas las posibilidades de conocimiento caben en la singularidad, independientemente si el hombre o los tiempos habían llegado a ellas o no. Y no solo cabe toda posibilidad de conocimiento, también contenía toda la información apócrifa generada o con posibilidad de generarse. La información falsa casi siempre estaba fundamentada y contenía información auténtica, eso hacía complicado discriminar la verdad e indudablemente fue un factor que diluyó la importancia de la Singularidad para un sector representativo de la comunidad científica.
Se humanizó el conocimiento, la literatura y los credos. La palabra “humanizó” quiere decir en este caso, que el hombre tomo su papel y empezó a discriminar y catalogar el contenido. Se decidieron las verdades adecuadas dentro del tumulto informativo.
IIIIII
En las manos de Francisco Pastor por fin cayó el Segundo Fragmento de Fernando Lara, el cual incluía la información del mensaje que se había negado a considerar como importante. Los Fragmentos se siguieron imprimiendo en ediciones de 1,000 hojas, usaban el primer patrón encontrado en las primeras frecuencias aisladas. La Singularidad, entre otras cosas, había derivado, usando los patrones adecuados, en toda la literatura conocida, en cualquier texto científico, en varios textos divinos, etc. Pastor sonreía por tener algo que leer. Abrió el Fragmento riéndose de sí mismo.
En todas partes hay infinitos, sonreía Pastor al cerrar el libro. Era de la idea de que cualquier objeto podría ser iterado para crear verdades. En su mente podría tomar cualquier sonido estático y crear, recrear o predecir cualquier escrito o discurso habido o por haber. Los científicos involucrados le parecían ociosos y cegados por la luz que guía su camino.
Decidió salir y caminar, respirar, descontaminarse la cabeza y vio un monumento que construían entre los cuatro carriles. El monumento evidentemente interfería con el tráfico vehicular, la calle no volvería a ser un andador durante los fines de semana. La revolución que imagino moría pocos años después de los primeros 17.
—Quizás lo importante de ese hombre no era él, sino sus mensajes— pensó.
Tuvo entre sus manos el Segundo Fragmento con el prólogo de Lara. Las palabras Singularidad Semántica le parecían absurdas, aun así, decidió escuchar la entrevista una vez más, la primera frase específicamente, el sonido estático. Lo escuchó con atención y siguió convencido que el sonido aquel era de lo más normal, era todo menos singular.
Unos meses después observaba de lejos a la gente atemorizada, alguien anunció que la Singularidad Semántica contenía también las vidas de las personas, incluidas palabras y pensamientos. Tenían el patrón exacto para tejer cualquier realidad y recrearla otra vez. Realidad pasada, presente o futura no había diferencia.
Francisco había sido íntimamente beneficiado por la maraña informativa. Tenía mucho más que leer, los libros iterados y reiterados a veces podían contener historias mucho mejores a las que consideró algún día como originales. Una vez tuvo en sus manos un cuento colaborativo de Neruda y Hemingway.
No hay mucha necesidad de contar lo que paso después. Continuaron editando los fragmentos rigurosamente cuando el mensaje volvía a llegar a 1000 hojas. El último que vio Francisco era el 85. La gente dejó de leer los fragmentos eventualmente, se formaron más de un par de sectas que leían el mensaje y todos los mensajes que caían en sus manos de la Singularidad Semántica. La comunidad científica avanzo un poco más rápido debido a los journals obtenidos por Lara y Pavel, pero con bastante incertidumbre. Las instituciones de conocimiento siguieron discriminando lo adecuado de lo apócrifo y continuaron achacando los grandes descubrimientos a los apellidos de siempre, descartando los desconocidos. El temor de la gente se diluyó, así como sus vidas en la cotidianidad. El mensaje no cambio demasiado a nadie, ni al tejido social.
Pastor dio una de sus acostumbradas caminatas, pensó en escribir algo, pero desistió argumentándose a sí mismo que cualquier cosa que pudiera escribir ya estaba escrita. Miraba al suelo y decía para sí mismo —Era el hombre, no el mensaje. Era el hombre.—
Arte: Shirren Lim