Por Sebastián Macías
I
Despierta,
cegada por la voz húmeda
que habla de sus hijos.
Despierta
con un olor a sangre en el sueño.
II
Acaricia al hijo
y un chorro de cardúmenes
huye por la herida.
La madre ama como lo hace
el fuego:
su caricia
es una garra luminosa.
III
Sabe reconocer la carne
cuando está madura,
incluso la suya,
incluso la de la hija
seis veces penetrada por la madre.
La sangre siempre es virgen.
IV
Claudia Mijangos Arzac [1]
sólo escuchó una voz
y era la gula,
el hambre de una madre
por sus hijos.
[1] Madre de tres hijos. Despertó en 1989 y los mató con cuchillos, después se durmió junto a ellos. Actualmente se encuentra en prisión.
Sobre el autor: Sebastián Macías (1992). No ha hecho nada digno de mención. todonombremorira.blogspot.com
La ilustración es del talentoso Jorge Araujo; sigue más de su trabajo en el blog Elmismimojaap.