La Marabunta está escribiendo este comentario editorial apenas unos minutos antes de tener que publicarlo porque no podía ser de otra manera. Teníamos que esperar a ver qué historias nos deparaba el día para saber qué tono usar y qué palabras sonarían apropiadas. La verdad es que estábamos esperando para calibrar nuestro texto de acuerdo con la magnitud de la goleada que todos pensábamos nos iba a endosar Alemania. Pero ahora resulta que Osorio es un genio y Héctor Herrera es Beckenbauer, entonces no sabemos muy bien qué decir.
Lo más hermoso del futbol es que se reescribe a cada instante y sin embargo perdura por siempre. Mañana habrá que ir a la escuela o al trabajo, continuarán las preocupaciones cotidianas por la cuenta del gas o el vecino hijo de puta que no le baja a la música, e incluso habrá otros partidos de futbol. Sin embargo, regresaremos al mundo con algo tatuado adentro.
Un gran partido de futbol te cambia porque te da memorias eternas, picos de emoción incomparables, mitos y narrativas que permiten a la mente rumiar, rumiar y seguir rumiando mientras nos quede vida, platicando del juego, viendo el resumen en Youtube años después, recordando con quién estábamos y qué nos estaba pasando. Da color y puntos de referencia a la vida. Aunque se enoje tu primo chairo, el futbol es una de las experiencias históricas esenciales de la vida contemporánea.
Sin duda, el Mundial es la cita más grande y emblemática del deporte, pero si algo distingue al futbol es que sus escenarios y participantes se extienden desde allá hasta nosotros, los simples mortales, e incluso más abajo hacia los círculos intocables e hipermarginados de nuestras sociedades.
Es por eso que nuestro decimoprimer número no sólo incluye textos que conmemoran y celebran Rusia 2018 y algunas otras gestas mundialistas, sino crónicas de la pelota y sus héroes a nivel nacional, local o estrictamente de barrio o de patio de escuela. Orwell decía que el futbol era la guerra por otros medios, pero la verdad es que el futbol es mejor. Nada de rifles ni tanques ni trincheras. Sólo territorio, técnica y voluntad pura. El futbol es para todos.
Según estudios estadísticos conducidos por nuestras hormigas dictaminadoras y el nieto del pulpo Paul, este es uno de los números donde hemos recibido un mayor porcentaje de colaboraciones de otros países. No es coincidencia. La Marabunta siempre ha sido internacional, pero pocos sentimientos son tan internacionales como la euforia de poner el balón en las redes del rival, sea éste Alemania o el pinche bully de la secundaria.
Buena suerte a toda Hispanoamérica en el Mundial y esperamos que este número les inspire un grito, les saque una lágrima, les recuerde algún ansiado gol.
Portada obra de Fabián Castro Parra: https://www.instagram.com/e.fa