por Felipe Ayala
En diversas zonas del mundo se puede ver como la producción capitalista ha aumentado inmensamente su volumen, deteriorando a la vez la calidad de lo que produce, el entorno en que se produce, incluso el trabajo que genera.
Deterioro del producto
Nombraremos algunos casos partiendo por el Salmón. En Chile existen las condiciones climáticas necesarias para su producción, sin embargo, con la intención de reducir los costos y maximizar ganancias se les cultiva hacinados en jaulas, que provocan la muerte de los animales por enfermedades, y en vez de optar por una producción más pausada, se les administra antibióticos. Esto produce una escalada en su uso, que llegó en el 2013 a 450.000 kilos de antibióticos, la cifra más alta del mundo[1], que supera por mucho los 972 kilos que usaban en Noruega paralelamente. Este hacinamiento existe gracias a que el área de cultivo en Chile es un 70% más pequeña que en Noruega[2]. Además, la mala gestión de los peces ha producido múltiples escapes masivos en los cuales se escapan centenares de salmones, generando un efecto de contaminación sobre los ecosistemas marinos. Se estima que, sólo en los primeros 4 meses del 2020, más de 400.000 salmones se han escapado desde centros de cultivos[3].
En fin, este texto no es para hablar del salmón.
Algo similar sucedió con otras industrias como el pollo. Hace un tiempo generó polémica la discusión de la entrada del pollo clorado estadounidense a la U.E. Recién ahí algunos nos enteramos que el pollo congelado tenía, o tiene, 5 veces más antibióticos que el europeo. ¿Qué queda para el latinoamericano? Desde mediados del siglo pasado se descubrió que el pollo con antibióticos crecía 2,5 veces más rápido[4], por lo que se ha avanzado mucho en ese camino de aceleración de la producción. Pero la polémica era por el cloro, porque no satisfechos con llenarlo de antibióticos, al final de la cadena de producción se les sometía a un baño de agua colgada para matar cualquier rasgo de bacterias y otros patógenos[5].
Nada de esto ha afectado las exportaciones de los pollos colorados estadounidenses, que junto con Brasil es uno de los mayores exportadores a nivel mundial. El problema principal no son las bacterias, sino los antibióticos: al usarse de forma abusiva genera bacterias resistentes a estos, y podríamos entrar en una era post-antibióticos en la que las enfermedades ya erradicadas podrían volver[6].
Pero en este texto no queremos hablar del pollo.
Deterioro del entorno en que se produce
Uno podría evitar una dieta carnívora para combatir el capitalismo y proteger nuestra salud, y consumir uno de los superalimentos más sabrosos y a la moda de los últimos años. La Palta, posiblemente odiada en Petorca, requiere 389 litros de agua por kilo[7]. Esta cantidad de agua es imposible de obtener sin perjudicar a la gente que vive ahí, y es por eso la principal generadora de la brutal sequía que afecta a esa localidad desde hace más de 10 años, la que ha cambiado la vida de forma permanente. En Chile existe la posibilidad legal de hacerse del recurso hídrico vital, por lo tanto, para el negocio se generan las condiciones ideales para el cultivo de paltas a través del robo legal del agua.
Pero no estamos hablando ni de paltas ni de agua.
Por otra parte, el alimento estrella de todo vegetariano converso es la soya, un poroto del cual se hace una infinidad de productos, y que por su superproducción genera mucho daño al medio ambiente, siendo uno de los principales factores de deforestación de la Amazonía. La pérdida de la cubierta forestal aumenta a pasos agigantados, llegando en 2017 a la desaparición de 15,8 millones de hectáreas[8] para la producción de soya, aceite de palma, y por supuesto ganado y madera. Como si esto fuera poco se crea la soya transgénica para generar en ella tolerancia a herbicidas e insectos, que cuenta con la mayor aplicación de ingeniería, con un 52% de la superficie mundial de transgénicos. Al ser más resistente es posible cosechar más por cultivo, ahorrar trabajo y recursos en su producción.
Pero al negocio de la soya transgénica se le superpone otro, es decir, que sea transgénica genera muchas opiniones divididas, pero más allá de los valores nutricionales, o la salud de quien la ingiere, su producción sirve para instalar el nuevo negocio de la propiedad de semillas. Para esto las empresas, la más conocida Monsanto, pretenden expandir su uso e influir en la política de países que cultivan de manera masiva productos transgénicos, para poder desplegar el negocio del cobro de patentes, no la producción de alimentos. Este camino nuevo de negocios, más allá de lo ético, abre un mercado en el cual no importa tanto el producto que se vende, porque los productores de soya, o sea trabajadores, se transforman en clientes de estas multinacionales, y no será un exceso imaginar que la venta de semillas, o el cobro de licencias por estas, será un negocio en sí mismo, incluso mayor que el de producir el alimento, un rubro globalmente descuidado.
Ahora ya queda claro que no estamos hablando de ecología, salud, nutrición, animalismo, ni un purismo orgánico respecto a lo que consumimos. Estamos hablando de capitalismo.
El robo del agua a través de leyes genera el negocio de la palta en Chile. El negocio de la modificación transgénica de las semillas, otro recurso natural como el agua, generó el negocio de apropiación y luego el pago de licencias. La desregulación del uso de antibióticos en la producción de salmón y pollo genera un deterioro de estos productos, y aparece el nuevo negocio de la certificación orgánica o libre de elementos químicos artificiales, la que casi siempre es costosa y prohibitiva para pequeños productores que quedan fuera del negocio de producción y ahora forman otra parte de la cadena, ahora son clientes de los sistemas de acreditación, pago de licencias, además del consumo de nuevos pesticidas y antibióticos complementarios obligatorios y de nueva generación.
Esto más allá de lo ético genera un deterioro del producto, además de un deterioro del entorno de producción y de las condiciones de trabajo.
Deterioro del trabajo en que produce
Hay trabajos que requieren mucha delicadeza, y demorarán en ser reemplazados por máquinas, como la producción de rosas, aunque también es un negocio diseñado de una forma tal que contamina todo el ciclo productivo y por supuesto también a las mismas flores. Se cultivan principalmente en la zona ecuatorial, en países como Colombia, Ecuador, Kenia o Etiopía. Utilizan de 7 a 13 litros de agua por pimpollo[9], y por lo tanto generan una crisis hídrica en esas zonas. Además las rosas necesitan de muchos cuidados para lograr tener una rosa sin manchas en pétalos y hojas, por lo que para su cultivo se les rocía con pesticidas, fungicidas y bactericidas. El momento de cosecha se hace por mujeres, consideradas más minuciosas[10], las que además de sufrir problemas como tendinitis y daño del túnel carpiano, dado que la cosecha implica cortar y cargar 350 flores por hora, tienen que lidiar con que las flores presentan altas concentraciones de bactericidas, pesticidas y fungicidas, de cien a mil veces más de lo que se autoriza en la alimentación[11], lo que según algunos estudios está relacionado con la aparición de abortos espontáneos, malformaciones en los niños o cánceres por parte de la población trabajadora que las manipula. Incluso se identificó residuos de más de cien sustancias tóxicas en las manos, y setenta en la orina, de los floristas belgas[12], quienes venden estos productos en Europa, donde están prohibidas algunas de estas sustancias.
Sumado al uso de tierras fértiles, ya que la producción floral de exportación reemplaza a los cultivos locales destinados a la alimentación, este negocio y los correspondientes acuerdos comerciales terminan por destruir la soberanía alimentaria local.
Tres líneas hacia la conclusión
Es inevitable confundirse con tantos datos y querer averiguar qué pasó con cada caso, pero en realidad son solo 5 ejemplos de productos que al entrar en la vorágine de aceleración del capitalismo han perdido calidad y ahora su producción genera problemas, o costos, que antes no. He evitado a toda costa hacer juicios morales respecto a este tipo de producción, ya que considero que los costos económicos que generan son tan altos que no es necesario salir de esa lógica para evaluarlos de forma negativa, simplemente estos se mantienen intencionalmente fuera de la cuenta. Es como abaratar el precio del menú en un restaurante, porque la comida viene hecha por máquinas en fábricas, y en el restaurante lo que hay son solo meseros, los que en la práctica no deben atender mesas, solo deben vender el producto caliente, ya que a su vez, se encargan de generar espacio y una cultura de autoservicio en el que el cliente hace muchas de las labores que antes hacia el mesero, por sí solo, y sin exigir sueldo, uniforme, ni contrato. Y si además las cuentas las saca una máquina, quien vende tampoco debe saber nada más que utilizar la máquina. ¿Pero si cambiamos a este vendedor por una máquina directamente? Ahí estamos. Pero este trabajo no habla de restaurantes de comida rápida.
Para no extenderme demasiado nombraré tres líneas de conclusión que podrían surgir de todo lo presentado:
El primer mundo financia la contaminación que se produce en el tercer mundo: La deslocalización industrial genera una evasión del control de contaminación y la fiscalización del trabajo. La empresa en vez de mejorar sus estándares de producción y mejoramiento de las condiciones de trabajo, se cambia a un país donde estas leyes sean más laxas. O de alguna forma influye en la soberanía de países menos desarrollados, para torcer un poco la ley, o definitivamente dictarla, como supimos en al menos un caso Chileno cuando una senadora preguntaba: “¿Crees necesario presentar además la indicación que me mandaste?”[13] al directorio de la empresa pesquera involucrada en la ley que discutía.
Solipsismo del capitalismo: El capitalismo genera valor solo dentro de su mismo sistema abstracto. Si los números de la economía capitalista salen a la calle, al mundo, a medirse contra los costos medioambientales, costos de la precarización laboral, costos en salud personal y pública, las ganancias serían marginales respecto al inmenso costo que generan, y serían a todas luces evaluados como mal negocio, no rentable o con cualquier otro eufemismo. De diferentes formas el negocio avanza a una virtualización, o digitalización que genere menos “costos”, lo que también podría traducirse como, que genere menos creación de empleo e industrias, y mayor uso de elementos de propiedad ajena, o privada. Netflix usa los computadores que nosotros pagamos, la internet que nosotros pagamos, para poder vendernos un producto que también pagamos. Uber usa a trabajadores y sus vehículos, sus teléfonos, su conexión a internet y por supuesto las calles y sistemas de locomoción pública para hacer sus traslados y entregas. Al igual que la palta chilena usa el agua, los grandes centros de datos de Google, esas supuestas nubes donde guardan nuestras fotos, son construcciones que consumen mucha agua. Como el caso de la que se construirá en Cerrillos, que consume 169 litros de agua por segundo e implica a diario 14.601.600 litros de agua.[14] Pero usar Google es gratis, al igual que todos sus servicios. ¿Gratis? ¿14 millones de litros de agua diarios? Hay que repensar lo que llamamos gratis.
Economía de las app: Aplicaciones y negocios como Uber o Airbnb ganan dinero por su gestión de infraestructura privada y alteran sus valores en el mercado, sin hacerse cargo de ninguno de los gastos o mantenciones que requieren, ni los pagos de impuestos ni seguros médicos, pasando por encima de la soberanía ajenas. Además de transformar a los trabajadores en el producto a la venta, al mismo tiempo de que los convence de arrebatarles la condición de trabajadores, generando una relación absurdamente horizontal y evitando cualquier responsabilidad laboral, como si alguien con una propiedad que arrienda por días, o alguien que pedalea en bicicleta para ir a dejar una hamburguesa, estuviera en igualdad de condiciones con una empresa multinacional que factura millones diariamente. Paradójicamente la expansión de internet ha creado un canal de negociación directa entre una multinacional y el trabajador-cliente, o como preferirían decirlo ellas, el trabajador-socio. Esto pasando por alto acuerdos mundiales, o locales, de protección del trabajador, o negociación colectiva. De hecho han creado un sistema de evaluación y relación directa que imposibilita los sindicatos o cualquier negociación colectiva.
Conclusión
Se están enredando las cadenas de producción. No es casual: probablemente producir algo y venderlo al usuario requiere mucho tiempo para alguien, o algunos. ¿Y si los trabajadores fueran los clientes? ellos se quedan con el trabajo, y las empresas solo con el capital multiplicándose (porque no hemos hablado de eso acá, pero los valores bursátiles de estas compañías son altísimos y generan una cantidad de dinero difícil de pronunciar). ¿Pero qué se le puede vender a los trabajadores? No, ellos son vendidos a los vendedores. Al dueño de una casa lo vendo a una app que a su vez le cobra por exhibir su casa para ser arrendada. Al trabajador de entregas a domicilio lo vendo a una empresa que lo ofrece para que alguien le encargue algo a domicilio. El negocio termina antes del producto, o empieza después de él.
Las ganancias que generan estas nuevas formas de negocio benefician a muy, muy pocas empresas a nivel mundial que a su vez enriquecen a sus dueños, los que, al ser personas, tampoco podríamos decir que quedan totalmente inmunes, ajenos, aislados de los efectos nocivos que estas generan. Hemos hablado de cambios ecológicos a nivel global, una era post-antibióticos. Es imposible separarse de estos efectos. Existen muchos mecanismos defensivos para alejar esto de nuestra conciencia, pero por más que el mundo virtual, hipersubjetivo, pareciera crecer en desmedro del físico, resulta que uno puede vivir sin el otro.
Notas
[1] DiarioUChile. (16 de Julio de 2014). ¡Impactante! Salmoneras chilenas usaron más de 450.000 kilos de antibióticos el 2013. Recuperado de https://radio.uchile.cl/2014/07/16/impactante-salmoneras-chilenas-usaron-mas-de-450-000-kilos-de-antibioticos-el-2013/
[2] Arce, D., Lizana, J. & Tagle, P. (2016). Salmonicultura chilena: análisis de la industria, propuesta de política y estabilización. (Seminario para optar al título de ING. COM. ). Universidad de Chile , Santiago de Chile.
[3] El desconcierto . (02 de Septiembre de 2020). Nuevo escape masivo de salmones reflotar cuestionamientos sobre normativa vigente. Recuperado de https://www.eldesconcierto.cl/bienes-comunes/2020/09/02/nuevo-escape-masivo-de-salmones-reflota-cuestionamientos-sobre-normativa-vigente.html
[4] El confidencial . (22 de Octubre de 2017). La carne de pollo y los problemas que puede causar a tu salud. Recuperado de https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-10-22/antibioticos-pollo-amenaza-salud-global-mckenna_1462954/
[5] BBC News. (26 de Julio de 2017). ¿Qué es el pollo Colorado y por qué causa polémica entre Estados Unidos y la Unión Europea?. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-40727709
[6] El confidencial . (22 de Octubre de 2017). La carne de pollo y los problemas que puede causar a tu salud. Recuperado de https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-10-22/antibioticos-pollo-amenaza-salud-global-mckenna_1462954/
[7] DW. (06 de Julio de 2018). Las patas de Chile y el conflicto por el agua. Recuperado de https://m.dw.com/es/las-paltas-de-chile-y-el-conflicto-por-el-agua/a-44560911
[8] NATIONAL GEOGRAPHIC. (27 de Junio de 2018). La deforestación tropical descendió en 2017, pero es la segunda peor registrada. Recuperado de https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2018/06/deforestacion-tropical-2017-es-la-segunda-peor-registrada
[9] Rojo profundo . (s.f.). Le monde diplomatic , p.29.
[10] Rojo profundo . (s.f.). Le monde diplomatic , p.29.
[11] Rojo profundo . (s.f.). Le monde diplomatic , p.29.
[12] Rojo profundo . (s.f.). Le monde diplomatic , p.29.
[13] Ciper. (23 de Enero de 2017). Así pauteó Asipes a la senadora Van Rysselbeeghe cuando presidió la Comisión de Pesca. Recuperado de https://www.ciperchile.cl/2017/01/23/asi-pauteo-asipes-a-la-senadora-van-rysselberghe-cuando-presidio-la-comision-de-pesca/
[14] La tercera. (6 de Enero de 2021). Guerra del agua en Cerrillos: Google enfrenta arremetida legal por megaproyecto de data center. Recuperado de https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/guerra-del-agua-en-cerrillos-google-enfrenta-arremetida-legal-por-megaproyecto-de-data-center/3EESORSYUBFX3HZFGNWJU7PGP4/
Felipe Ayala. Soy chileno, vivo en Isla de Maipo, trabajo de psicólogo con población infanto-juvenil, y he sido músico de forma intermitente. Por esto he visto de cerca como el trabajo cultural se ha modificado y como esta digitalización, esta transformación económico-cultural ha afectado las expectativas de quienes lo están aprendiendo.
Arte: The 6th Floor Collective