Comentario editorial, Año 5, No. 10 [Literatura Salvaje]


Oigan… están muy mal, raza.

Aquí en la Marabunta estamos de plácemes por iniciar nuestro quinto año de operaciones, así que decidimos celebrar con un número dedicado a los impulsos más tórridos de la naturaleza humana, un número libre de ataduras y convenciones sociales donde, a través de sus colaboraciones, lográramos explorar todas las acepciones de la palabra “salvaje”, ya fuese hablando de la naturaleza, del amor, del mal o de cualquier bajo instinto que se les ocurriera.

Como respuesta, recibimos al menos cinco cuentos sobre perritos muertos y mutilados. Y lo peor es que varios estaban buenos y serán incluidos en este número, lo cual no calma nuestra preocupación por la salud mental de sus autores (de hecho la incrementa).

Otro acto de salvajismo que tuvimos que aguantar en estos días fueron sus constantes ataques y vituperios por inbox que porque nos tardamos en anunciar la lista de aceptados. Varias de nuestras hormigas, ya de por sí traumadas tras haber leído raudales de cuentos sobre violencia animal y envenenamiento, tuvieron que defenderse boca arriba ante turbas de poetas con antorchas que demandaban saber el destino de su soneto acerca de esa vez que destazaron un gato. Los rechazamos casi a todos.

Como verán, ha sido una temporada estresante. Para empeorar las cosas, se viene una de las conjunciones culturales más salvajes del mundo moderno, una sombría alineación de las estrellas que depara sangre, insultos y madrazos al por mayor y que sólo ocurre cada 12 años: va a haber elecciones y mundial de fut al mismo tiempo.

Sería omiso no señalar que la temporada de carnicería y animalidad se declaró abierta en toda regla la noche de anoche, cuando un candidato presidencial con nombre de caballo propuso “cortarle las manos a los rateros literalmente”. La propuesta es a todas luces una estupidez, pero quizá su pronunciamiento no sea del todo despreciable como fenómeno: a veces nos enclaustramos en la ilusión de confort y seguridad que brinda la vida moderna y las ideologías millenial y nos olvidamos que alrededor de nosotros hay mucha gente que piensa y actúa así, crudo y a lo salvaje, y que ninguna cantidad de concreto, urbanización e internet destruirá por completo los arrebatos pasionales y selváticos que en gran parte componen nuestra terrible humanidad.

Así la cosa. La Marabunta está consciente de que no todos ustedes sobrevivirán, pero esperamos que les guste el número a aquellos que lo logren. Bienvenidos a la jungla.

 

Portada de Tania Leal.

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