Debido a lesiones provocadas por un accidente automovilístico el cirujano Stephen Strange sufre un trastorno neurológico incurable que le impide continuar con su exitosa carrera médica; por lo que decide buscar un supuesto tratamiento alternativo que podría restaurar su salud; de modo que viaja a Nepal, lugar donde termina involucrado en una pugna entre dos fuerzas sobrenaturales por el destino del universo.
Una vez más Marvel nos presenta con Doctor Strange: Hechicero Supremo una combinación de acción y comedia con excelentes efectos especiales, una banda sonora adecuada que no cae en excesos en busca de protagonismo y un reparto compacto, del cual algunos de los personajes funcionan y otros dan flojera por lo acartonados que son. El guión contiene elementos dispares: una trama clara y arquetípica; como suele pasar con las historias de orígenes de superhéroes. Sin embargo, los diálogos mezclan humor efectivo con frases pseudoprofundas que parecen sacadas de un libro de autoayuda.
De entrada, el repertorio de actores que participa en Strange es sobresaliente: Benedict Cumberbatch, Tilda Swinton, Madds Mikkelsen, Rachel McAdams, entre otros. Cumberbatch y McAdams interpretan con tino y gran química sus personajes que llegaron al universo Marvel para quedarse; mientras que Swinton y Mikkelsen son desperdiciados en personajes clichés insufribles. Y es que en esta película pasa lo mismo que en Escuadrón Suicida (2016), el villano es plano y con una motivación que no es explicada con suficiencia, quizá por lo choteada que es.
Por otro lado, cabe mencionar que cuando salieron los avances de la película se criticó de manera precipitada el parecido de los efectos visuales con los de Inception (2010) e Interestelar (2014), no obstante, la trama justifica la inclusión de estos recursos. De hecho, es el elemento que más vale la pena de esta saga de superhéroes que apenas inicia.
Ya como es costumbre, esta nueva entrega de Marvel inicia con el logotipo de la empresa, ahora actualizado, incluye imágenes no sólo de sus cómics sino también de sus guiones y películas; mostrándose como una empresa multimedios reconocida por todo mundo. Efectivamente en Strange se aprecia una maquinaria consolidada que funciona con eficiencia. La película cumple con su cometido de entretener, es muy recomendable para aquellos que aprecian la fórmula Marvel. Pero también es cierto que se nota que estos estudios cinematográficos han encontrado su zona de confort y no planean salir de ésta, con la posibilidad de que la Distinguida Competencia con sus propuestas un poco más arriesgadas le coman el mandado en el futuro.