Transferencia
por Oliver Muciño Los ladridos de los perros se desataron por la madrugada, lo despertaron y fueron el presagio. Había muerto su hermano en la cama junto a la suya, durante la mañana aún oscura, de manera inusual, de cansancio, su corazón se había detenido, supo que era el corazón y no el cerebro, …
La máscara de Orestes
por J. M. Vacah para el Hombre Bala El viejo miró por última vez la pantalla. Ya no conozco el mundo, las cosas han cambiado tanto en los últimos años. Presionar el botón no era suficiente. La televisión es el único contacto con la realidad, si no miro lo que sucede fuera, robos, violaciones, …
Sentí la muerte
por Daniel Aguilar Camacho “Sentí la muerte. Le vi cómo se le hacían cada vez de a menos sus ojos. Tantito que se le descoloraban como si un nubarrón gris entrara para cubrirle los ojos. Ora toda la comitiva me veía, con esos ojos suyos, cristalinos; todos embriagados. Tambaleando me eche a correr: pélate, …
Corral de piedras
por Ángel Cruz –¡Juvencio, Juvencio! No te quedes atrás, ven, ¿puedes observar las luces que resaltan de aquella loma? –Si ¿Por qué? –Ahí es donde vamos. –¿Y cómo se llama? –Le dicen Corral de Piedras, si tenemos suerte, podremos ver el venado cola azul del que tanto me han platicado. Anda todavía nos queda …
Amnesia temporal
por Sol Girón En el pueblo existe la idea de que cuando alguien fallece, por ninguna razón hay que ver al muertito a los ojos. Dicen que el cuerpo, al perder su alma, se vuelve muy sensible a recibir cualquier tipo de energía: desde el frío y el calor, hasta el alma de la …
Al morir Shanghai
por La garbanza mecánica Nueve en punto. Noche. “Voy a violarte”, me dice en tanto me acaricia las nalgas con la mano izquierda el hombre que pasa detrás de mí; luego continúa caminando y se pierde en una calle más adelante. Miro asustada la hora, son las nueve de la noche, hoy ha sido …
El hombre que estuvo a punto de hablar con Dios
por León de Dios El viento del sur llegó imperioso derribando árboles y llevándose los techos de las casas desamparadas, llegó a media noche y todos supieron que no había remedio. Don Ramiro sintió que ese viento traía algo más que destrucción y noches bellísimas; al fin tendría la oportunidad de hablar con Dios, …