Contiene una fantasía contenta con un burlar decente
Detente, Peña de mi bien esquivo,
mediática figura que más quiero,
bella ilusión por quien yo nunca muero,
dulce ficción por quien lujoso vivo.
Si al imán de tu imagen atractivo
sirve mi arresto en un penal de acero,
¿para qué me encarcelas lisonjero,
si he de hallarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa por ti esta tiranía;
(sabemos que de mente eres estrecho
y acordamos que yo me dejaría).
Burla al pueblo, que estás en tu derecho,
con mi absurda prisión de fantasía.
A un copetín
Érase un hombre a un bisoñé pegado,
érase una melena delictiva,
érase un copetón, greña excesiva,
érase un gran volcán engominado.
Era un tupé de rock mal aplastado,
érase una maleza relpulsiva,
érase una gallina cresta arriba,
era Salinas más copeteado.
Érase una Gaviota chapucera,
érase un sabio, célebre erudito,
cabello utilizado sólo era.
Érase un flequillísimo infinito,
muchísimo mechón, pelambre fiera,
tanto para ocultar un pendejito.
Sobre el autor: Orlando Mondragón estudia medicina y lee poesía en un afán infructuoso de comprenderse. Cantante y ser humano amateur.
ptm_mta@hotmail.com
La ilustración es obra de ErnestoVladimir (DeviantArt)