por Ulises Abraham Torres Díaz
Tragedia siberiana
Los goles parecen joyas
son lágrimas
de nuestro arquero
Marabunta
Todavía no son las 5 am
y el camión ya castra
avalanchas de automóviles dispuestas
a despostillar el aire
en Rusia
los testigos de Jehová
ya no andan por las calles
y menos con micrófono
– pasaremos a la puerta de su casa –
Las virtudes de una mano
No conocen límites
surgen de sus pliegues racimos
de cerezas: mujeres elefantas
a veces invasoras arrebatan
desde las Malvinas un pedazo de costilla
y plantan una lágrima
otras veces cortan delicadamente
el viento: trazan una fina trayectoria
y detienen un segundo al mundo
entero
la mano como un guante
envuelve en terciopelo cada gajo del balón
atrás quedaron las Malvinas
atrás está Inglaterra
atrás los argentinos
dos pájaros elevan sobre el césped
¡genial, genial, genial!
entonces una mano
y no era cualquier
mano: la mano de Dios hace justicia
¿qué quiere que le diga?
Hydra
Las piedras a media calle: raíces de portería
– el que anote el primer gol
se quita la playera –
las sombras alargadas de los niños
tocan puertas con los poros
azules
de sus costillas
al anochecer los niños
serán bestias
un brote de hambre
buscándole los rostros a las piedras
el hombre es una cosa
en el ojo de los monstruos
No hay quinto bueno
Mujeres saltimbanquis
lanzan listones por todo lo alto
los atrapan con ademanes llenos de gracia
y vitalidad
¡eso ya se ha visto! – dirá usted –
negándose a obsequiar una moneda
debo decirle sin miramientos
que los soviéticos quieren intervenir nuestro gobierno
y usted
se ha convertido en enemigo del Kremlin
las chicas de los semáforos son en realidad
espías
y sustituyen al viejo modelo ruso
los osos ya no bailan por las calles desde 1900
setenta y seis
Hay un mexicano en cada rincón del mundo
Después de ver la alineación
de las estrellas
debo renunciar a mi esperanza
de cargar la copa
Desde que nací vengo escuchando
que algún día seremos el campeón del mundo
y he viajado a seis países
en tres continentes
para darme cuenta
de que los mundiales sólo sirven de pretexto
para deshacernos
de borrachos que perdieron su boleto a casa
Ulises Abraham Torres Díaz, tiene 34 años y vive en León, Guanajuato. Jamás ha ido a un partido para ver jugar a la selección mexicana (ni falta le hace) pero decidió participar para ser seleccionado y entrar a Marabunta con el pretexto de revisar sus aportaciones y así sentirse menos miserable porque nadie lo invita a ver el fut a su casa. Ha sido publicado por Revista Alternativas, A buen puerto, Letrina, Letras raras, así como en algunas antologías.