por Andrés Rubio Krohne Vox clamantis in deserto…   No sé cuándo ocurrió el cambio, y nunca lo sabré. Si tuviera, empero, que apostar por un momento, señalaría un punto de la noche anterior en que me desperté dentro de la infranqueable oscuridad. Sentí un cuerpo junto al mío —supuse, con justificable ingenuidad, que era …

por Rodrigo Mora   Ácaro Tardó con su paseo, cuando llegó encontró que habían cambiado las sábanas, todos habían desaparecido. El ácaro triste escribió canciones al filo del buró, esperando una sábana nueva para acurrucarse.   Catarina Veinte gotas de agua vertidas en el asfalto, la catarina se movió y se retorció. No importó cuántas …

por Héctor de Alba   Como si el tiempo no pasara en aquella tierra montañosa de puntas verduscas, o si no importara la constante traslación solar allá en lo alto, un viejo agita su chancla a la par que sus latidos irrigan sangre por todo su cuerpo. El vejete está echado al pie de un …

por Esteban Reynoso Carlos   “El novio y el esposo son dos personas distintas”, dijo mamá, en lugar de felicitarme, cuando le informé que me iba a casar. “No importa cómo te llevabas con él antes, en cuanto te cases te va a tratar diferente. Todos los hombres quieren cortarse en cordón umbilical con sus …

por Joselo G. Ramos   Pásame un vaso. Yo le dije que no se le hiciera fácil, que no se fuera a largar para allá, pero estaba terco con eso de ganar dólares, en conseguirse una güerita para que le arreglara los papeles; tenía muchos problemas con los narquillos de aquí porque les debía mucho. …

por Mauricio Ochoa   Camino junto a ellos, guiado por una voz que comanda a todas las otras; no hay mucho que pueda hacer con el cansancio a cuestas, las manos atadas y los ojos vendados. La voz me dice que no hable, que no pregunte, y que me detenga en medio del ruido de …

por Diego Quintero   Imagínelo: es invierno y usted sale en busca de Xun para que vayan a deslizarse por las colinas aledañas al complejo de edificios donde los dos residen y llega al apartamento de su amigo justo a tiempo para la hora del té. Después de agradecerle a la señora Huey la hospitalidad, …

por José Luis Antonio Gómez Haro   En las colinas de lana amarillenta, al borde de la ciudad de papel, entre gritos y ladridos estruendosos, se encontraba el maizal de agujas tan afiladas que cualquier movimiento en falso podría causar un corte estrepitoso. Do y Re huían de los intrépidos sabuesos de cartón dirigidos por …

por Alan Armas de la Rosa   De las dos muertes que tuvo el señor Rangel, la primera fue la más curiosa; sucedió en un accidente, porque la segunda, según recuerdo, tuvo que ver con algo enteramente distinto. Yo le conseguí el trabajo con el que ahorró para comprarse el coche en el que se …

por Felipo Zaná   Quién lo hubiera creído; a pesar de su miopía, Cristina fue la primera en notarlo. Sin embargo, ahora de nada sirve pensar en ello. Ninguno de nosotros hubiera tenido el valor para matarlo, ni siquiera Jorge que gustaba tanto de derribar pajaritos con su cauchera o Dalia que cazaba ratones con …