Un par de poemas pamboleros
por Eduardo Paredes Ocampo M² Apenas roza —quizá— el calcio que lo ciñe y libre corre de cabeza a pies. Cuestionado acerca de lo sucedido, el asesino no recuerda: la amnesia lo guió como al tigre a su rasguño. El relámpago, que más allá de la médula ignora, en títeres, de pronto, …
Confesión de un hombre repulsivo
por Miguel Carpio A D. F. W. —En realidad, yo ya sé cómo terminará todo. Pero igual no puedo dejar de hacerlo. Desde que todo comienza, yo ya sé lo que estoy buscando. Y, sobre todo, sé para qué las estoy buscando. Así que todo comienza así: yo con la idea de que voy …
Versos del testamento
por Pier Paolo Pasolini traducción del italiano de Amelia González La soledad: se necesita ser muy fuertes para amar la soledad; se necesita tener buenas piernas y una resistencia extraordinaria; hay que evitar los resfríos, gripa y dolores de garganta; no hay que temer a los ladrones y asesinos; si toca caminar toda la …
Tres poemas de Sakutaro Hagiwara
traducción de Matías Chiappe Ippolito En los genes Las casas yacen exhaustas en la tierra dormidas como arañas gigantes. En la oscura y desolada naturaleza, los animales tiemblan del miedo… asustados por algún ser de pesadilla, sueltan tristes y ahogados chirridos. Noargh noaargh yawaa Las hojas de los sorgos, llevadas por el …
Tamaño, forma y peso de mi voluntad
por Ulises Granados En toda la extensión de la palabra, de inicio a fin y de norte a sur, desde la salida del sol hasta el anochecer, soy un hombre gordo: Mi existencia utiliza más espacio del que necesitaría de contar con treinta kilos menos y mi desplazamiento por el mundo se vale de …
Mamacita
por Polet Andrade Nena, no hagas caso de esta esquina punzante que rasguña el espejo. Ya habrá tiempo para acostumbrarnos al polvo o tragarnos las cenizas de cada mundo que termina. Lo sé, la piel muerta es una frase mágica que nos estira la sonrisa de extremo a extremo: “Buenas tardes” Mamacita es una …
Tierra fértil
por Julia Bonilla Escribo para recordar cuánto vives en mi memoria. Y he necesitado de un par de textos para apretar mis puños y negarte dos veces. Perdono, porque las noches solitarias me enseñaron a hacerlo lloro, porque ante el silencio no hay ruido más extraño que tu nombre te compadezco, porque compartimos la …
Colina silenciosa
por Aldo Rosales Velázquez De pronto se da cuenta (ella) que todo está demasiado oscuro como si cada una de las noches en las que ha olvidado dormir súbitamente golpearan la habitación Debe ser que allá afuera una madrugada abierta en canal se desangra sobre las ventanas En alguna parte de la casa …