Tres poemas de Sakutaro Hagiwara


traducción de Matías Chiappe Ippolito

 

En los genes

 

Las casas yacen exhaustas en la tierra

dormidas como arañas gigantes.

En la oscura y desolada naturaleza,

los animales tiemblan del miedo…

asustados por algún ser de pesadilla,

sueltan tristes y ahogados chirridos.

Noargh noaargh yawaa

 

Las hojas de los sorgos, llevadas por el viento,

murmuran crujidos en las tinieblas.

¡Escuchen! Lentos e impávidos

esos rugidos al otro lado del camino…

Son los ladridos distantes de un perro.

Noargh noaargh yawaa

 

“¿Ese perro está enfermo, mami?”.

“No, cariño,

sólo se está muriendo de hambre”.

Desde las sombras vacilantes del cielo,

el perro está mirando fijo a sus enemigos.

En sus genes, un recuerdo antiguo, el instinto,

es la presencia de sus trágicos ancestros.

 

El corazón del perro se empalidece de miedo

y extiende su aullido en la negrura de la noche.

Noargh noaargh yawaa

“¿Ese perro está enfermo, mami?”.

“No, cariño,

sólo se está muriendo de hambre”.

 

La muerte de una rana

 

Mataron a una rana.

Unos chicos en ronda levantaron sus manos,

todos juntos,

adorables,

levantaron sus manos ensangrentadas.

La luna se irguió en el cielo.

Y en la colina, un hombre de pie.

Apenas se ve su rostro bajo el sombrero.

 

Rostro enfermo bajo la tierra

 

Hay un rostro debajo de la tierra.

Es el rostro abandonado de un enfermo.

 

En las sombras bajo la superficie,

está brotando un delicado tallo verde,

está emergiendo un nido de ratas,

y enmarañados dentro del nido

brotan también un infinito número de cabellos.

Es el primer día de invierno

y desde esa tierra enferma y solitaria

germinan las raíces de un escuálido bambú…

empiezan a crecer…

Una imagen realmente lastimosa

que alcanza a verse como a través del humo.

Una imagen real y totalmente deplorable.

 

En las sombras bajo la superficie,

hay un rostro debajo de la tierra.

 

 

Sakutarō Hagiwara (1886-1942) fue un poeta, ensayista y crítico cultural japonés. Su poesía se caracteriza por un tono coloquial y por un verso libre, que Hagiwara desarrolló como ningún otro poeta de su época a fin de romper con el estructurado sistema silábico de la poesía japonesa anterior. Oriundo de la ciudad de Maebashi, en la prefectura de Gunma, creció en la casa de un médico local. Su vida personal estuvo determinada por un intento de suicidio en 1915, además de una mala salud y una tendencia al alcoholismo. Además del budismo, sus influencias más fuertes fueron Schopenhauer y Nietzsche. Murió en 1942 de lo que parecía ser cáncer de pulmón, aunque los médicos lo diagnosticaron como neumonía. Su obra no ha sido aún publicada en español. Los poemas aquí traducidos pertenecen a su colección de 1917: Aullarle a la luna (『月に吠える』).

Matías Chiappe Ippolito (33 años) es licenciado y profesor en Letras por la Universidad de Buenos Aires y máster en Estudios de Asia y África por El Colegio de México. Vive en Tokio, donde trabaja como traductor e investigador, mientras realiza un doctorado en la Universidad de Waseda. Publicó la novela El trueque (2011) y tradujo las novelas Últimas palabras de un eco-terrorista de Kohtaro Orie (2017) y El club del suicidio de Sion Sono (en prensa). Escribe regularmente en su blog: lalineadechape

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