Por Jonathan Alcalá
(porción individual)
Antes que todo, es recomendable elegir un corazón de unos veinte a cuarenta años de edad; es prácticamente imposible encontrar alguno que no se haya roto, sin embargo, eso le proporciona un sabor especial. Una vez que se tiene la víscera, se lava con agua fría para retirar sangre, nervios y rencores; hay ocasiones en los que se encuentran una especie de nudos, se trata de infartos, no es recomendable continuar así, ya que da la sensación de presión en el pecho y el sabor que deja en la boca es a hierro. El proceso de limpieza también elimina las alegrías, pero es preferible, ya que cocinaremos un platillo salado en esta ocasión. El músculo cardíaco tiene una textura más rígida que el esquelético, aunque la forma de cocinarse es semejante; su color puede variar del rosa al rojo, una apariencia no saludable se percibe por sentido común, un corazón marchito se nota a leguas.
Después de haberlo limpiado, colocaremos el corazón en una olla de presión y lo dejaremos ahí durante treinta minutos, previo a ello, se adiciona un diente de ajo, un equivalente de cebolla, sal y dos o tres frases de amor; se debe tener especial cuidado en ello y no elegir frases de desamor, eso endurecería un poco el tejido y requeriría más tiempo de cocción. Si no se cuenta con una olla de presión, se puede usar una convencional, pero durante cuarenta y cinco minutos, no menos.
Una vez cocido el corazón es posible retirar la grasa con mayor facilidad que cuando estaba vivo, se cortan delgados filetes con mucho cuidado y cariño, como si se tratara del amor de su vida antes de la ruptura tormentosa e inevitable. Prepare un sartén con un recuerdo de la infancia, mantequilla y cebolla picada de manera muy fina; a fuego lento cocine los filetes al gusto, con sal y pimienta. Podemos acompañar nuestro delicioso platillo con una guarnición de ensalada de espinacas, tomate, arándanos secos y queso parmesano. Para beber, nada podría ser mejor que una copa de vino tinto, todos los males y las dichas que tienen que ver con el corazón se disfrutan mejor con alcohol.
Para comer lo que acabamos de cocinar con la pericia de los mejores, es necesario vestir de manera apropiada; el vestido de coctel en las damas, así como el clavel en la solapa y los zapatos lustrados para los caballeros, son parte de la experiencia, tan importantes como el ajo y la mantequilla. Al cortar el primer trozo y llevarlo a su boca, rodará una lágrima por su mejilla izquierda, no se preocupe, al enjugarla, parte de lo que le queda de humano se irá con ella.
Ilustrado por Amaury Tohuy.