por Guillermo Muñoz Alfredo era asquerosamente gordo. Su enorme culo no cabía más que en sillas fuertes; prefería no salir, pues casi en ningún lugar había sillas lo suficientemente sólidas para resistir sus 220 kilos de peso, no había automóviles, no había taxi que resistiera su peso, ya no digamos mujeres, siempre había estado solo, …

por Manuel Aguilar Vanegas para Lidia Karina Argüello, por la historia —¿Y como a qué hora se murió? —Ya estaba clareando el día, como a las cinco más o menos. La Justa nos avisó y nos bajamos para estos lados porque la niña de don Julián era amiguita de mi hija y de la Petrona. …

por Héctor Ortiz No pude ignorar la tercera llamada. Extraje el brazo de entre las cobijas y palpé encima de la mesa de noche hasta encontrar mis lentes y mi reloj. Me levanté y me acerqué a la ventana para apoyarme con el alumbrado público. Eran las dos de la mañana. Caminé por el pasillo …

por Eduardo Montero Ella abrió los ojos. Fluido rojo sobre el concreto comenzó a absorberse por las heridas y contusiones de su cuerpo. Las cortadas se cerraron. Su brazo se enderezó. El hueso expuesto de su pierna se soldó. Fragmentos cristalinos flotaron hacia el barandal del tercer piso. Ella ascendió junto con ellos, expresando horror …

por Alejandro Benjamín Laurentti 1727 Doña María Josefa Bustos está sentada a la mesa terminando de tejer mientras las negras salen a buscar las verduras para preparar la cena. Un pequeño roce en el codo le quita la concentración. Una araña de patas largas y negras le camina por el brazo. Ya es la cuarta …

por Elena Ascencio Me puse a regar las plantas. Me había tomado mucho esfuerzo revivir el basílico. Le prometí que cuidaría de ellas mientras estuviera de viaje visitando a la familia. Hacía dos años que no volvíamos a nuestro país, y por suerte un proyecto en el Observatorio de Padua la había llevado de regreso …

por Ester Blanco Estaba muy preocupado. Me habían llamado a una hora inadmisible, lo cual siempre indica mala cosa. Pero no existe una hora que no sea desafortunada para los médicos. A pesar del terror, iría. Crucé el umbral y vi un cielo furiosamente azul, cargado de nubes violetas. Maldito sea este suburbio que con …

por Valentina Siauchó Unriza Tan bonitas las raíces blancas que afloran las macetas. Me gusta escarbarlas con la uña hasta verlas florecer como gusanitos y luego arrancarlas lentamente, y con dolor, para mi deleite. Toca en silencio, no vaya a ser que alguno venga a ver qué pasa, como aquella vez que se me rodó …

por Alex Quiroz I Su mente le jugaba el truco cotidiano. La siempre concurrida persecución del ideal mientras bajaba. El camino era estrecho, las hojas bordeando pasos desordenados, arrítmicos. Todos discutían cuando abrió la puerta y se sentó a la mesa. Hablaban del hombre, de esa historia del hombre. Fueron más de 17 años los …

por Emiliano Pérez Grovas 1. No sabemos dónde viven, pero la ruta nace en algún lugar del jardín. Las hormigas siguen rigurosamente un camino en el perímetro del terreno. Siguen la puerta de metal que delimita nuestro espacio, se escurren entre los surcos de las paredes de ladrillo y, finalmente, se filtran por los marcos …