El rincón de la cháchara: una experiencia de lectura más allá de lo virtual


por Marisol Girón

 

Todos los sábados en el metro Bellas Artes y la “Plaza Santa Veracruz” (patio de los museos Franz Mayer y de la Estampa) puede apreciarse una gran concentración de gente y aproximadamente a las 3:00 p.m se escucha una voz: “¡Inician las subastas en vivo!”. Juan José Negan subasta ni más ni menos que ¡libros!

La dinámica consiste en lo siguiente: cualquiera puede llevar un libro, el que ya no le sirva o quiera intercambiar; las subastas inician desde cero pesos y duran dos minutos. Los asistentes pueden hacer la oferta que deseen; es posible conseguir libros desde 1 peso o incluso hasta colecciones completas.

Este espacio se ha convertido en una comunidad de lectores fundada por Abraham Saldívar y Germán Camacho, a quienes tuve el gusto de entrevistar.

¿Qué es el rincón de la cháchara y qué representa para ustedes?

Abraham: Es un grupo de Facebook cuya finalidad es hacer subastas de libros; la oferta inicial va desde cero pesos para que así la gente que no tiene acceso a comprar libros en librerías, pero que son amantes de la lectura, logren adquirirlos a un precio más económico.

Todo inició porque una vez conseguí una colección de 100 libros, debido a que quería dos libros que estaban incluidos, pero el dueño no quería venderme sólo esos dos. Para deshacerme de los 98 que no quería, algunos los ofrecí en grupos de Facebook especializados en compra-venta de libros. Una vez Germán bromeó y me dijo: “Esto va a parecer el rincón de la cháchara, voy a hacer un grupo que se llame así”.

Al día siguiente le dije a Germán que haría el grupo, “¿Entonces sí vas a estar?”, le pregunté, y le pedí que me ayudara a formarlo.

Esto fue un “boom”, porque antes del grupo, la gente se reunía en el metro Bellas Artes para intercambiar sus libros, por lo que había alrededor de 20 o 30 personas; pero cuando empezó “La cháchara”, hubo una alta afluencia de gente, entones la zona de los torniquetes se convirtió en un caos, lo que causó el reclamo de la gente de los demás grupos. Para atender esta situación, Germán se hizo a la tarea de conseguir un espacio público donde podamos estar y fue cuando la plaza Santa Veracruz se convirtió no sólo en el punto de encuentro para el intercambio de libros, sino en el inicio de una comunidad de lectores. La gente ha encontrado desde libros a excelente precio hasta amigos, socios e incluso a su “pareja ideal”.

 

¿Qué impacto imaginaron que podría tener el grupo?

Germán: En realidad no imaginas lo que puede pasar. Lo lanzamos para deshacernos de libros rezagados o que ya nadie quería, por eso todas las subastas empiezan desde cero pesos. Lo increíble fue la forma en que lo aceptó el público. Nunca creímos que el primer mes tuviéramos 3,000 usuarios, pues para ser un grupo cuyo tema sea los libros, es bastante.

A: En un mes tuvimos más de 1,000 usuarios. A partir de esto organizamos nuestro primer evento, que consiste en subastar libros, pero en vivo.

La trascendencia del grupo es importante si tenemos en cuenta que estamos en México, un país donde no hay muchos lectores, donde el nivel socioeconómico promedio es medio-bajo (más cerca de bajo) y si alguien tiene una moneda extra, la usa para satisfacer una necesidad básica. Ante este panorama, ¿ustedes creen que la fundación de esta comunidad ayude a fomentar la lectura?

G: Al ver la reacción del público, buscamos la segunda parte del proyecto, que consistía en generar más lectores. Además, con respecto a los pocos lectores que hay, a la gente suele atraerle más “el libro vaquero”, Paulo Coelho o incluso una película, que un texto de Gabriel García Márquez; entonces lo que intentamos fue llevar libros a donde se pudiera y así comenzamos a crear bibliotecas públicas a partir de donaciones de la misma red de compradores y vendedores. Fundamos tres bibliotecas públicas: una está en Iztapalapa, en la colonia Tenorios, en una “Casa de la tercera edad”. Cuando llegamos a entregar los libros, la gente nos recibió con pancartas, un señor estaba narrando un cuento que él mismo había escrito. Por cierto, él hizo el librero donde dejamos los libros.

También hicimos una biblioteca para niños en la Casa de Arte y Cultura para la Vida en el primer callejón San Francisco Tultenco, en La Viga, principalmente para hijos de trabajadoras sexuales y niños en situación de calle, y aquí hay programas de alfabetización.

Otro lugar al que ayudamos tanto a recaudar como a donar a los niños de “La bestia” por medio de la biblioteca anarquista que se encuentra en la colonia Buenavista, incluso a una primaria.

Cuando fue el terremoto de Oaxaca, donamos en un centro de acopio, pero cuando fue el de la CDMX hicimos brigadas para ayudar y llevar víveres al pueblo de San Gregorio, en Xochimilco. Intentamos que lejos de ser una comunidad de libreros, ser gente que se apoya en los momentos difíciles porque nos hace salir del ámbito virtual.

Parte de lo que hace tan atractivo al grupo es la interacción que existe entre el espacio virtual y el físico para generar altruismo real, pues el usuario al deshacerse de un libro e intercambiarlo, regalarlo o venderlo a un precio muy barato, democratiza el acto de lectura que, hasta estos tiempos, pareciera ser una actividad atribuida a los altos estratos.

 

¿Qué proyectos tienen a futuro?

A: Conforme crece el grupo nos orilla a realizar actividades que no habíamos planeado. Hemos hecho dos ferias del libro y estuvimos invitados a dos más, por lo que el propósito es seguir haciendo llegar libros a más gente a partir de las subastas y donaciones, para que la gente no tenga pretexto de no leer y así se eduque, pues un país culto se desarrolla de una buena manera.

Yo creo que la lectura ayuda a que las personas piensen por sí mismas, que no hay que seguir las imposiciones sociales ciegamente, sino que cuestionen.

G: Tenemos algunos proyectos pensados y nos gustaría duplicar el proyecto en otras partes de la República, pues hace falta más lectores; pero seguiremos en esto mientras la gente nos auxilie y no nos vamos a rendir tan fácilmente.

Si te gustaría vivir esta increíble experiencia cultural, te esperamos en plaza Santa Veracruz, todos los sábados de mediodía a 5:00 p.m., o únete al grupo El Rincón de la cháchara (subasta de libros).

 

 

Marisol Girón. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras, licenciada en Letras hispánicas, interesada en el transcurrir del tiempo, el cosmos y la minificción. Difusora cultural, profesora de literatura y español, aspirante a escritora. Melómana, fotógrafa, fanática del café, amante de la literatura y de la vida.

Entrada previa Galería fotográfica I: Memoria, política y crítica social
Siguiente entrada #Maragrinch 2018, ¡ahora con 20% más amargura!