Rápida, rapidísima descripción de la vasta mayoría de las películas


por Elías Levi Toledo

 

[…] se trataba del enfrentamiento entre dos herencias de los hermanos Lumière: la del cine como arte y la del cine como agente de embrutecimiento. Conocemos todos el resultado: perdió el cine como arte.

M. Kundera, Un encuentro

 

Todo empieza en un primerísimo primer plano enfocando al primer actor haciendo la primera acción de la película que hoy está en premiere y todo estamos aquí para verla y yo llegué primero, ¡hurra!

Pero no, no, ¡oh sorpresa!, no es el primer actor, es sólo algo más. Ahora es un plano general y la cámara hace un travelling que es un dolly de lado que es una toma continua sólo que más cortita y sólo hacia un lado. Seguimos viendo ese algo aunque está muy chiquito porque el plano es general y no caben los algos concretos en los algos generales y no sabemos qué es pero qué emoción siento y sentimos ¡ay, ay, ay!

Después como que ya arranca la cosa y se empieza a escuchar una música que oía mi papá en la radio y que no sé cómo se llama pero si quieres te la canto. Aparecen en pantalla muchos nombres de gente que es famosa injustamente y sólo hasta el final el de la mucha mucha gente que no es famosa injustamente pero ya todos nos fuimos para entonces y los anónimos seguirán allí para el público ausente aunque ya te conté el final y te lo arruiné y estoy muy triste ¡bua, bua, bua!

Pero no puedo parar a tomar aire ni a escribir comas ni a poner puntos ni puntos y comas ni puntos y después comas según sea el caso porque todo esto es muy rápido y si me paro a pensar entonces quizá pierda todo el sentido y ¡uy, uy, uy!

¡Y algo explota! ¡ALGO EXPLOTA! Y besa a la chica ese algo en ese otro algo y le dice algo que es muy muy bonito aunque en realidad sólo le dijo «¿cuánta mermelada más tendremos que comprar?» con una voz muy profunda y una canción muy triste que nos hizo emocionar y que llegaré a mi casa a subir al feis para que le den like los muchos algos que tengo allí encerrados ¡buajajá!

Entonces las cosas se ponen interesantes y los algos que para este punto de la película son muchos hacen algunas cosas más interesantes y suben y bajan y aman y viven como nadie vive y por eso todos decimos al mismo tiempo ¡oye pero qué envidia! y la señorita del cine nos calla porque no podemos hablar aquí adentro porque es de mala educación hablar cuando estás hipnotizado ¡clap, clap, clap!

Ya acabó la película y nos largamos todos a nuestras casitas felices de haber visto todos esos algos y teniendo un algo dentro de nosotros que nos hace desear ser alguno de esos algos que vimos en pantalla. (Aunque, cuando nos vamos a dormir, todos sabemos que esos algos eran en realidad nadas y eso nos pone tristes y por eso iremos mañana a ver la nueva película a primera hora con el primer primerísimo primordialísimo nada como protagonista y así consolarnos, ¡hurra, hurra!).

 

 

Ilustración de Jon – Ibe.

Entrada previa El club de la pelea o la episteme del caos
Siguiente entrada Regalar cualquier pequeña victoria