Lo risible de la (no) infidelidad en Tiempos modernos, quinto cuadro en Abuelita de Batman de Alejandro Licona


por Xóchitl Barrientos Díaz de León

 

La risa es una suerte de reflejo ante situaciones que no nos evocan una cuestión sentimental, cuando no hay conmoción. En una obra literaria, por ejemplo, dependerá de la forma en la cual es tratada la situación. Mucho se sabe que desde tiempos antiguos las comedias se caracterizaban por abordar los vicios  y desagrados de las clases inferiores, no por nada “el término latino humor –’humedad, líquido’– da nombre a la teoría médica clásica de los humores” (Pascual 10) dicha teoría se desarrolla en torno al cuerpo humano que, según la estación en que se nacía, correspondía a uno de los humores: sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema. Lo que explica la comicidad que hay en representar fluidos corporales como elementos dentro de la comedia.

Aunque actualmente, los fluidos físicos ya han pasado a segundo plano en cuanto a lo que es risible; el hombre sigue siendo el foco de atención, pues según Bergson “fuera de lo que es propiamente humano, no hay nada cómico” (§ 1 párr. 5) A lo largo de este ensayo, siguiendo la teoría del anterior mencionado, se tratará Tiempos Modernos de Alejandro Licona, breve obra teatral dentro de los cinco actos de Abuelita de Batman. No está demás esclarecer el origen de ésta, fue escrita a toda prisa para una pronta presentación teatral, el título “Abuelita de Batman” fue improvisado ya que era un modismo similar a “Abuelita soy tu nieto”, y la que historia que compete este trabajo está basada en una experiencia de Licona con una pareja abierta suya.

Tiempos modernos se desarrolla en un departamento de clase media alta, dentro se encuentra Amanda esperando a Amado que, a juzgar por los primeros diálogos, parece ser su esposo, pronto se aclarará que es su amante. El esposo, Ladislao, está por llegar; Amado no sabía que ella había preparado una cena para los tres y se inquieta, el esposo está consciente de la relación extramarital que tiene su esposa. Hasta aquí parecería una obra dramática por la idea de la infidelidad, sin embargo, la situación y la forma en que se desarrolla resulta risible; demostrando ser una crítica a la sociedad retrógrada por no aceptar distintos tipos de relaciones amorosas, a la situación académica y laboral actual, con una exageración en los actos y gestos de los personajes. Todo esto cumple la función útil de la risa, además la obra muestra la búsqueda para solucionar problemas conyugales.

La escena continúa en el mismo lugar tras la llegada del esposo, éste felicita a Amado por su relación, luego lo cuestiona sobre su situación laboral: lava ropa pese a tener dos licenciaturas, una en Letras Hispánicas y otra en Derecho. Ante las constantes preguntas, Amanda le reclama a su esposo, y éste a su vez le reprocha y recuerda que ella hace lo mismo con sus amantes. En esta parte se aclara la situación de la relación e impregna de comicidad a la obra. Esto último depende en buena medida del contexto social en el que nos encontramos, pues “muchos efectos cómicos son intraducibles a otro idioma cuando se refiere a costumbres y a ideas de una sociedad particular” (§ 1 párr. 8) no es que en México se vea comúnmente, y ni se diga que se acepte, la situación entre los personajes, pero sí que para otras culturas resultaría extraño en demasía.

Siendo una obra teatral, los gestos juegan un papel muy importante a lo largo de todo el texto, pues son estos “por medio de los cuales se manifiesta un estado de alma que sea ha producido sin finalidad que lo justifique” (§ 3 párr. 12), por ejemplo, cuando Amado es informado sobre la próxima llegada de Ladislao, sus gestos son fortuitos:

AMADO: ¿Y no hay peligro de que llegue aquí de repente?

AMANDA: Sí, pero no importa. Es más, ya no debe de tardar.

AMADO: ¿Estás hablando en serio, Amanda?

AMANDA: Claro, ¿por qué pones esa cara?

AMADO se levanta preocupado

AMADO: Cómo que por qué, Amanda ¿y si me encuentra aquí? Debiste avisarme. Cómo se te ocurre. Puedes ocasionar una tragedia. (Licona 13)

La acotación y las didascalias, a propósito de las palabras de Amado, nos evocan gestos, movimientos y actitudes como reflejo de su frustración, pero es por la actitud de Amanda, contrastándola con la de su amante, que resulta cómico. Más adelante habrá más de ese tipo que reflejan a un Amado asustado y anémico, y a una Amanda divertida.

Otro factor que resulta risible es la insociabilidad de Amado dentro de ese núcleo familiar, si la frase lo permite, ante la insensibilidad de Amanda y Ladislao. Pues para estos dos resulta sumamente normal conocer a los amantes de su pareja, conversar con ellos y, si tienen suerte, espantarlos. Como ejemplo de esto, tenemos la entrada de Ladislao a escena:

LADISLAO: Perdón. Me olvidé de tocar. Es la costumbre. No interrumpo nada, ¿verdad?

AMADO: (Para sí) Dios mío, ayúdame.

AMANDA: No, para nada. Pásale, amor ¿cómo te fue? ¿Te tocó mucha gente?

LADISLAO: Imagínate. En quincena. Pero traje todo lo que me encargaste.

AMANDA: Mira, te presento a Amado. Ladislao mi marido.

LADISLAO: Mucho gusto. Pero siéntese. Póngase cómodo, ¿le ofrezco algo? (14)

Primeramente, se percibe una buena cualidad de Ladislao, la hospitalidad inesperada con Amado resulta hasta divertida. Segundo, si bien la actitud de Amado responde a la sociedad típica fuera del departamento, no lo hace dentro de éste y acorde a sus interlocutores. Resulta ser insociable a lo normalizado ya en la obra, ante eso Bergson explica que “es indispensable que cada uno de sus miembros atienda a cuanto se le rodea y procure amoldarse al medio ambiente, no recluyéndose en su propio carácter como en una torre de marfil” (§ 3 párr. 2) Amado no logra ponerse en sintonía con ellos, le resulta sumamente incómodo y extraño estar allí.

De lo anterior se deriva la segunda intención, la de humillar y luego la de corregir, si no interna, externamente. Ladislao trata de humillar y demostrarle a su esposa que Amado no es un buen partido, éste le pregunta sobre su formación y situación laboral, al principio sus respuestas no son buena defensa, pero Amanda trata de ayudarlo:

LADISLAO: ¿Y usted a qué se dedica, Amado?

AMADO: (Intenta sonreír) A… lavar ropa.

LADISLAO: (Misericordioso) Sí, Está tan dura la cosa que a veces me pregunto si no terminaremos todos así. Lavando coches.

AMANDA: Pero dile que tienes una cadena de lavanderías.

AMADO: Pocas. Como siete.

LADISLAO: Entonces ha de ganar bien.

AMANDA: Tus cuatro o cinco millones al mes, ¿verdad? Deberías de lavar ropa tú también. Así saldríamos de pobres.

AMANDA: Tiene dos carreras. Licenciado en Letras Hispánicas y en Derecho.

LADISLAO: ¿Por qué no dejas que él me conteste, mi amor? Es propio de la gente civilizada dejar que los otros hablen.

LADISLAO: Si el señor dice ser licenciado en letras hispánicas, me puede decir un verso de La Vida es sueño.

LADISLAO: (Con sorna) Tome su tiempo. Al fin que la noche es larga. (14-15)

Amado cumple con la petición y el que resulta humillado es Ladislao, principalmente cuando Amanda hace mención de su única carrera y trabajo como catedrático. Sin embargo, al final el amante sí es humillado y hasta ahuyentado, pues la pareja empieza a discutir por sus experiencias anteriores con los amantes del otro, Ladislao hasta corre a su esposa del departamento y ella le pide a Amado que la lleve consigo, en primera instancia éste no acepta, pero luego al verla derrotada le expresa su amor poniéndose en ridículo, ahora ella lo evade. Sale de la habitación y, Amado derrotado y humillado se despide.

El momento explicado es breve, por lo tanto, no llega a ser conmovedor, además lo poco que pudo llegar a serlo se ve opacado por la conversación de la pareja indiferente a la ida humillante y ridícula de Amado. “La risa es, ante todo, una corrección. Hecha para humillar, ha de producir una impresión penosa en la persona sobre quien actúa. La sociedad se venga por su medio de las libertades que con ella se ha tomado. No llenaría sus fines la risa si llevase el sello de la simpatía y la bondad” (Bergson § 3 párr. 86) En este sentido se toma a la pareja, Amanda y Ladislao, como la sociedad y a Amado como el individuo que ha de tomarse las libertades sobre ésta; la libertad sería ser amante de la esposa y la escena mostrada dentro del departamento sea la manera de humillarlo y corregirlo. Pues al final de la obra, después de que Amado se va, se presenta la verdadera relación y juego entre ellos:

AMANDA: Te saliste con la tuya…

LADISLAO: Cinco a cinco. Vamos empatados. No te convenía, además.

AMANDA: No… es difícil conocer a las personas. Ojalá en la cama se pudiera, pero todo es tan falso. Pura pantalla. 

LADISLAO: ¿Te pudo que se haya ido?

AMANDA: (Encogiéndose de hombros) No. Todos los hombres son iguales.

LADISLAO: ¿Todos?

AMANDA: (Sonriendo) Todos menos tú, qué bueno que te encontré y que eres mi marido.

LADISLAO: Jamás te cambiaré por otra. Abuelita de Batman que no… (Licona 15)

Incluso en esta escena, el sentimiento amoroso que empieza a notarse es interrumpido por la frase Abuelita de Batman que no… que resulta cómica, causando la risa explicada por Rebolledo, después de considerar el análisis de Freud, como:

un efecto de la superación de aquellos obstáculos internos y represiones para, así, superarlos. La risa reivindica a los individuos al cancelar las inhibiciones que se le presentan en el mundo, permitiéndole al sujeto ahorrar una energía psíquica empleada en mantener un sistema de creencias, con sus respectivos valores morales en la sociedad y modos de deber ser. (10)

La parte final de la obra demostró la existencia de amor entre la pareja, por lo que, en todo el tiempo que estuvo Amado, Ladislao pudo haberse sentido inhibido y con obstáculos internos inspirados por la relación extramarital.

Respecto a la caracterización de los personajes, el autor habría de reconocer una generalización en el carácter tipo y es que, como se mencionó al inicio, está basada en una experiencia personal. Esto apoya lo que dice Bergson sobre conocer nuestro propio estado y las generalidades puestas en la obra: “lo más frecuente es que no lleguemos a conocer de nuestro estado de alma más que de su desarrollo externo. […] La individualidad escapa, pues, a nuestra observación, aun en nuestro propio individuo.” (§ 3 párr. 27) y solo se reproduce lo que ya está inmerso en nosotros, provocando, dependiendo de la experiencia del lector, un reconocimiento con los personajes. Quizá nos topamos con ellos en algún lugar, habremos de reconocer ese aspecto ridículo que se nos escapa.

Toda creación está abierta a infinidad de lecturas, algunos podrían ver en Tiempos modernos un texto con una enseñanza para, precisamente, la sociedad actual respecto a las relaciones y lo que éstas conllevan. Lo cierto es que, independientemente del lector, esta obra inspirará risa, dado que su carácter cómico está bien creado; pues es profunda, deja en el lector (o espectador) un sentimiento duradero, una situación de infidelidad puesta de forma risible no se olvida fácil; superficial, no rebasa el tono cómico, cada vez que se empieza a presentar un sentimiento conmovedor es rápidamente opacado; invisible para el sujeto risible, Amado no se dio cuenta que jugaban a su costa; y visible para el resto, el final de la obra nos expone la realidad en la relación Amanda-Ladislao.

Sólo resta hacer mención a la puesta en escena de lo cómico, pues es necesario por el carácter del texto analizado. Eva Pascual explica la distinción entre comicidad de carácter, comicidad de situación y comicidad verbal.

(La primera) es la que surge de la parodia y caricatura de los personajes, de la ridiculización de las debilidades y extrañezas humanas […] en la comicidad de la situación, los efectos cómicos resultan de unas circunstancias insólitas, inesperadas, absurdas e hilarantes en las que se ve inmerso el personaje. […] la comicidad verba son los juegos del lenguaje. (30)

Aunque la comicidad del texto se refleja en él mismo con una lectura en silencio, resulta importante que se ponga en escena para percibir su carácter humorístico por completo. El nivel de voz, la expresividad y exageración en movimientos, así como la mezcla de esto puesta en la comicidad de la situación resultarán en un estallido de carcajadas. Si bien es inevitable que los espectadores (o lectores) lleguen a reconocerse en los personajes e incluso sentir un poco de conmoción, esto será ensombrecido por el carácter general de la obra y el efecto de su representación.

“La comedia se halla entre el arte y la vida. […] La risa acepta la vida social como un ambiente propio.” (Bergson § 3 párr. 48) Con esto se concluye que la risa ha de estar siempre presenta en nuestra vida en sociedad, puesto que es la manera en que vemos la vida. Nos reímos para no llorar. Nos reímos muchas veces de las generalidades en las que nosotros mismos estamos. Nos reímos de nuestra propia caricaturización. Nos reímos porque hacerlo es mejor que no hacerlo.

Tiempos modernos, así como la obra en general de Alejandro Licona, entiende el papel de la risa, de lo cómico en nuestras vidas. Siempre estamos buscando en alguien algo que podríamos humillar, sino nosotros somos ese alguien. Siempre tomando como centro al humano, pues la risa, más allá de mero efecto del divertimento, es también una forma de entendernos, de entender al hombre. Entender por qué es tan gracioso que el amante conozca al esposo de su novia.

Es preciso, por último, enfatizar en que Henri Bergson atribuía en la risa sólo cuestiones humanas y al humano en sí, cuando la risa era causada por algún ente ajeno se debía a su similitud con características humanas, pero ¿por qué los factores externos a nosotros no nos son risibles? Será que sólo nos reímos de nuestra propia desgracia, entendiéndose nuestra como la desgracia de la humanidad. Se utiliza el cómico comportamiento de nuestros personajes para sobrellevar la inevitable infidelidad. La risa para sobrellevar la tragedia.

 

Referencias bibliográficas:

Bergson, Henri. La risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico. JeSsE, 1899. Web.

“Dossier nuevo Abuelita de Batman”. Banarte Antzerki Taldea. Web. 30 sep 2017 <http://banarte.net/Compartidos/Proyectos/Abuelitadebatman/dossier_abuelita_de_batman.pdf>

Licona, Alejandro. “Abuelita de Batman. Comedia en cinco cuadros”. Scribd. 04 jun 2015. Web. 30 sep 2017 <https://es.scribd.com/document/251628411/Abuelita-de-Batman-5-Obras>

Pascual Cillero, Eva. “Comicidad, comedia y humor”. Tesis. Universidad de La Rioja, 2014. Web.

Rebolledo Hemard, Ignacio Andrés. “La ‘doble oportunidad’ de lo cómico: Aristófanes, la comedia, el público y la sociedad ateniense a finales del siglo V a.c.” Tesis. Universidad de Chile. 2012. Web.

 

 

Xóchitl Barrientos Díaz de León, estudiante del tercer semestre de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Actualmente forma parte de la revista estudiantil Pirocromo como editora adjunta, y cursa el Diplomado para la profesionalización de mediadores de lectura.

Entrada previa Escuchábamos Nirvana
Siguiente entrada Sobre lo infranqueable en El castillo: la paradoja, el espejismo y la norma