Cuestión de elección


por Elisa Vea Hernández


Cuando al ser humano se le pone a prueba en una situación ficticia, podría ser posible imaginarlo despojándose de sus posesiones y actitudes más banales, pero cuando la teoría se convierte en práctica, resulta mucho más difícil. Podríamos crear una lista con las prioridades comunes, pero estas se diluyen al momento de enfrentarnos con la realidad, porque esas prioridades serán diferentes para cada persona. 

Hoy, ante una crisis económica que surge a raíz de una problemática fuera del alcance humano, comienza el cuestionamiento acerca de lo que necesitamos rescatar y atender como sociedad. Una sociedad frágil y desesperada, con un futuro incierto. Pareciera absurdo en medio de una crisis convocar a aquellos que se manifiestan a través de las artes para poder generar un acervo cultural, producto de la contingencia sanitaria por la que atraviesa México y el mundo entero. Pero la verdad es que necesitamos, sobre todo ante la situación, rescatar la importancia de las artes y de la cultura en nuestro país, como una herramienta multifuncional que nos brinda unión, colectividad y libertad. 

Para bien o para mal, como cuchilla de dos filos, el arte en su primera instancia es el entretenimiento de la gente. Durante la contingencia somos testigos de nuestra necesidad de recurrir a una fuente que nos mantenga interesados para no perder la cordura ante el abrazo del aburrimiento. El streaming​ se ha convertido en el amparo de la humanidad para tener acceso a películas, videos, recorridos virtuales, libros, conciertos, entre muchas otras cosas. La demanda ha hecho que instituciones y centros culturales como museos, galerías y escuelas de arte permanezcan abiertas a distancia, ofertando actividades de manera online. Claro está, que al mismo tiempo estamos olvidando que esta respuesta altruista en realidad no debe hacer pensar que el arte no tiene un valor. Debemos invertir en el capital cultural, tomando conciencia de que los espacios que están teniendo la iniciativa de ofrecerse de manera gratuita también necesitarán de nosotros posteriormente para recuperarse y reactivarse tras la crisis económica. 

En nuestro país, la cultura debe justificarse. Lamentablemente no vivimos en el contexto más viable para la democratización de la cultura y el arte, sin embargo, existen recursos otorgados por órganos culturales que mantienen un flujo activo en México. Pero no siempre es fácil acceder a estos apoyos como todos quisiéramos o de manera equitativa. 

En Veracruz, Lorenzo Portilla habla de “La Covacha”, que es un buen ejemplo de la

situación que muchos del gremio artístico-cultural atraviesan con la pandemia. el Teatro de los Títeres fue cerrado debido a la contingencia, por lo que el grupo Merequetengue Artes Vivas optó por el streaming​ via Facebook para realizar la función La Covacha. El lucro no estaba considerado, pero gracias al público, se inició la “Coperacha para La Covacha”.

 “Los creadores lamentan que no exista de parte de la Secretaría de Cultura un acompañamiento a los creadores que dependen de todo lo que ahora ha sido prohibido hasta nuevo aviso”, escribe Nayra Rivera, quien redactó la nota acerca del grupo para La Silla Rota Veracruz. 

En México, parte del flujo económico de los artistas / creadores culturales se basa en becas y fondos destinados al fomento cultural, que muchas veces son catalogados como una distribución injusta de los impuestos, o se dice que la entrega de becas es resultado de un sistema arreglado, donde habitan el compadrazgo y el nepotismo. Es parte de este contexto económico lo que debemos considerar al momento de crear en México. A esta condición de la cultura mexicana, debemos agregarle la situación actual de contingencia sanitaria por la que estamos atravesando, y que hace a muchos titubear de la prioridad de mantener estos fondos activos, así como la distribución de becas. ¿Por qué habría de ser necesario seguir apoyando y fomentando económicamente al arte ante una crisis? 

En una entrevista publicada por La Agencia de Noticias del Estado Mexicano, Adolfo Córdova dice: “Tener becas me ha permitido, además de recuperar mis impuestos pagados, dedicarme casi exclusivamente a la creación… lo cual no me parece que sea algo que debiéramos justificar, pelear y defender”, refiriéndose al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, que atravesaba una crisis de intermitente aparición hasta hace poco, y de la cual todavía permanece cierto suspenso, pues se consideraba su disolución. La resolución de la situación por el momento permanece en la asimilación del fondo a la dependencia cultural federal.

La entrevista de Córdova pertenece a un reportaje completo, cubierto por Víctor Roura y Mario Bravo, basado en la inquietud y en la necesidad de abordar la importancia de los fondos y las becas destinados al arte y la cultura, específicamente el FONCA, en un país que se ve perjudicado por todas las voces que crean la imagen de un sistema injusto al momento de distribuir los apoyos económicos. Se pone en interrogación la capacidad de México de salir adelante de esta idea contaminada de corrupción. Sin embargo, existe todo un gremio dependiente de recursos, que termina teniendo un impacto a nivel internacional. También es común que se critique a las personas que reciben un ingreso y que son económicamente estables a base de casi o exclusivamente creación / producción. Criticar esto es cuestionar a un oficio que promueve la cultura de una nación y que es igual de respetable que cualquiera de otra índole. ¿Por qué? Porque la cultura se convierte en un reflejo, que posteriormente se registra y archiva, creando un precedente histórico de un determinado contexto que, a su vez, promueve y difunde esta misma cultura. 

A gran escala, el impacto cultural de nivel internacional permite la difusión del arte de autoría mexicana, invitando al flujo viajero dentro del país, formando así un ingreso no sólo en el sector artístico-cultural, sino en el sector turístico, como lo podría ser por ejemplo, la renta de teatros para el montaje de obras producidas por artistas que utilizan estos fondos. 

Aun así, ante esta situación específica, muchos hemos llegado a cuestionarnos cómo hubiese sido la contingencia sin los medios y el acceso a cultura que tenemos ahora, y por cultura no crearemos estratos, no pondremos en tela de juicio si las películas que se consumen son o no de culto, o si son de carácter mainstream​ ​; públicos hay muchos. Lo principal es que se consume, incluso, hablando de la división de clases en cuanto a recursos y de comunidades privadas de herramientas como el internet, tratando de desromantizar el “encierro”. Existen los libros, existe la televisión abierta, existe la radio y existen las actividades de tipo cultural y de creatividad que acompañan el tiempo. El ser humano consume y crea.

Nos queda claro que las crisis nos hacen mostrar nuestra verdadera naturaleza. Por eso no debe sorprendernos que la gente esté dada a la creatividad y al humanismo porque el arte es una condición mundial, crear es una necesidad intrínseca, al artista no lo detiene una pandemia, ni el encierro. 

Vianka Santana, directora del Centro Cultural Tijuana en entrevista con Cobertura 360. 

¿De qué nos sirve el arte? Pareciera que en México tendremos que seguir justificando el ámbito artístico-cultural, pero creo que, en su momento, será tan evidente que nadie lo cuestionará. Por ahora, me atrevo a decir que el arte, además de lo anteriormente mencionado, funge como soporte emocional de integridad humana, inherente y sumamente importante. Como especie no estamos acostumbrados a permanecer inmóviles durante tanto tiempo, menos con las tecnologías que nos permiten recortar distancias que antes parecían inalcanzables, sin embargo y por el contrario, al mismo tiempo cada vez es más fácil lograr un alto alcance de manera virtual. Esto último no siempre ayuda a sanar las repercusiones del distanciamiento social, ese distanciamiento que nos impide la cercanía cara a cara, el contacto, que nos priva de una rutina que nos permitía un respiro más allá de las paredes del hogar. Psicológicamente hay efectos de la contingencia y de la pandemia que está ocurriendo en nosotros, y es aquí donde el arte puede específicamente ayudarnos. 

En una nota de Javiera Rojas para DUNA 89.7 se explica que:

El arte es una herramienta terapéutica muy efectiva para el tratamiento de patologías asociadas a la salud y al bienestar mental. Algo muy necesario cuando el coronavirus nos obliga a encerrarnos lo más posible y puede que estemos más propensos al aburrimiento, el estrés o la depresión.

De igual manera se explica que el arte como terapia funciona incluso más allá de las patologías, y que funciona como apoyo a todo aquel abierto a la introspección creativa, como una “técnica de desarrollo personal”. Claro está que en tiempos de contingencia sanitaria es necesario atender la salud física, pero también y más aún en una cultura que suele excluir tanto el bienestar emocional, atender el aspecto psicológico con la misma importancia que mantenemos alimentado y sano el cuerpo, buscando un balance integral. 

El arte, además de ser un registro creativo que se convierte en memoria y archivo, es un espacio donde coinciden lo individual y lo colectivo. Donde se le abre paso a la perspectiva personal para poder contribuir a una experiencia que se está compartiendo simultáneamente alrededor del globo.

En su entrevista publicada por La Agencia de Noticias del Estado Mexicano, Liliana López afirma: “Aquí el tema más importante, desde mi perspectiva, es crear espacios para que juntos podamos imaginar futuros posibles, ejerciendo los derechos culturales y propiciando otras formas de sociedad donde no prime solo la competencia.” 

***

En diferentes partes del mundo se preguntan ¿qué se está haciendo para rescatar el arte? Paralelo a nosotros, en Europa se atraviesa también un momento de incertidumbre.

La Comisión Europea (CE) no ha presentado por el momento un plan concreto de ayudas al sector cultural para contrarrestar el impacto económico del coronavirus, aunque desde el Ejecutivo comunitario son conscientes de las dificultades que atraviesa esa industria, compuesta en su mayoría por pequeñas empresas que en la actualidad hacen frente a la cancelación de ferias, festivales o actuaciones.

Si bien los Gobiernos han reaccionado presentando opciones y convocatorias; han regulado la cuestión económica, entre otras estrategias del mismo causal, el gremio artístico-cultural se encuentra vulnerable. No permitamos que nuestro país se estanque. Las premiaciones y los bonos parecieran una alternativa o solución momentánea a la situación, sin embargo, es importante no perder de vista al sector tan amplio que significa la cultura para la nación, y a todos aquellos que lo conforman. Debemos entender el entorno para inculcar el consumo de la cultura, promover que exista una retroalimentación y lograr acercar a todos los sectores de la población, asimilando de tal forma que se vuelva algo tan normal, tan cotidiano y tan indispensable que no volvamos a titubear ante la importancia del arte y de la cultura. Esto sólo cambiará el día en que México le de su lugar al arte desde la educación temprana e incluyendo a los más vulnerables, no sólo como un complemento de la educación, sino como la educación misma. 

Es aquí donde convergen distintas líneas en las que debemos posicionarnos para ser conscientes de la importancia del arte en nuestro entorno. El arte y la cultura son un trabajo que se realiza para potenciar la capacidad humana de permanecer conectados, más allá de la comunicación, para permanecer conectados por nuestra condición humana. El ser humano es la única especie que hace arte bajo intención, con el objetivo de conmover a través del espacio y el tiempo, permitiendo perpetuar emociones que nos mantienen unidos fuera y dentro de un contexto, como una memoria colectiva donde lo individual, se convierte en una emoción común y compartida. 

El arte, más allá de su primera cara de entretenimiento, hoy es la herramienta que escribe el futuro, que le dice a la próxima generación “esto es lo que nos pasó a nosotros y así salimos adelante”. Posiblemente el futuro sea incierto en muchos aspectos, pero como generación, podemos conservar la esperanza de que más allá de nosotros, alguien será capaz de entender el abrazo de sentimientos que nos acogieron cuando nos impidieron tocarnos, cuando nos impidieron respirar con libertad, cuando nos pidieron quedarnos en casa, cuando nos impidieron abrazarnos. 

Necesitamos, de manera urgente, que todos aquellos abocados al arte y la cultura continúen haciendo su trabajo, continúen promoviendo la humanidad por medio de acciones altruistas que nos dan derecho a sonreír incluso cuando pareciera que no hay motivo. El ser humano también tiene permiso de ser feliz, porque en momentos de incertidumbre, en momentos de una libertad física retenida, ser feliz, por poco que se tenga, es la única elección que se le permite hacer por sí mismo, como su única y verdadera libertad.


Referencias

EFE. (20 de marzo de 2020). “¿Cómo ayudan los Gobiernos a la cultura ante el coronavirus?”. ​El Espectador​.

Morales, Yolanda. (25 de abril de 2020). “Arte virtual: así usan las redes en B.C. para que la cultura no se quede en cuarentena”. Cobertura 360.

Rivera, Nayra. (12 de abril de 2020). “Arte por streaming: un respiro a la cuarentena por covid-19″. La Silla Rota Veracruz.

Rojas, Javiera. (24 de marzo de 2020). “Arteterapia en aislamiento por coronavirus: salud mental y creatividad”. DUNA 89.7.

Roura, Victor y Bravo, Mario. (19 de abril de 2020). “¿Soplan vientos de cambio en la Cultura y las Artes?” Agencia de Noticias del Estado Mexicano.


Elisa Hernández. Nahuala Cachanilla desde B.C. Casi licenciada en Artes Plásticas, le atora mucho a todo y casi no le hace a nada desde 1997. Triunfa exitosa en mesas de lecturas locales, resultado de talleres de creación literaria de instituciones como UABC y CEART. Formó parte de la Antología Mexicalense “Tinta Fresca”, así como de eventos locales para promoción cultural y visibilidad de autores jóvenes.

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